Cuando una persona se encuentra con una enfermedad renal, una de las alternativas que tiene para vivir más y mejor, es el trasplante de riñón. Actualmente, las únicas posibilidades que tiene el paciente para ser trasplantado son:
Lista de espera: donde el riñón proviene de una persona fallecida. Tanto el fallecido como su familia tendrían que estar de acuerdo con la donación de órganos y, en muchos casos, el choque de voluntades suele trabar su ejecución. Su efectividad dependerá, además, del nivel de gravedad del receptor y la compatibilidad con el donante.
Donante vivo: cuando dentro del entorno del paciente existe una persona que tiene el deseo de donar un riñón. Para que esto sea efectivo, el donante tiene que cumplir con muchos requisitos (entre ellos, compatibilidad sanguínea). Cuando esta compatibilidad no es posible, el paciente no tiene otra opción que sumarse a la lista de espera.
Sin embargo, los avances médicos tienen buenas noticias, que se están impulsando legalmente para salvar vidas.
Trasplante cruzado
“Dos parejas que no eran compatibles entre sí, se dieron cuenta que sí eran compatibles de manera cruzada. Es decir, el primer donante le podía donar al segundo receptor; y el segundo donante al primer receptor. Entonces se creó la opción de trasplante cruzado; una alternativa que no tan sólo salva vidas (el paciente afectado no tiene que continuar en lista de espera y puede abandonar la diálisis); sino que también influye positivamente en el donante (a través de este intercambio de órganos, siente que está salvando a su ser querido)”, explica el doctor Andrés Boltansky, nefrólogo y especialista en trasplante de riñón de Clínica Dávila.
Aunque las parejas de donantes y receptores se encuentren en distintos lugares físicos, las cirugías se llevan a cabo de manera simultánea. Cada equipo médico se comunica con su contraparte (clínica u hospital) y coordinan todos los detalles:
- Primero, se intervienen a los donantes para extraer el riñón.
- Segundo, extraído el riñón, es trasladado al lugar donde se encuentra cada receptor.
- Tercero, el receptor recibe el órgano.
La cirugía de trasplante cruzado tiene una duración de entre cuatro a cinco horas. Cada donante y cada receptor, cuenta con su propio equipo de médicos durante la intervención. El donante debe permanecer hospitalizado alrededor de dos o tres días; y el receptor, aproximadamente, cuatro a cinco días.
A pesar de su complejidad, es una operación considerada de bajo riesgo puesto que esos riesgos son controlables (como la anestesia). Además, el trasplante cruzado es una cirugía que se hace electiva. Quiere decir que, si no están todas las condiciones ideales para hacerse (como un resfrío), se espera hasta que sea seguro tanto para el donante como el receptor.
Beneficios para el receptor
No trasplantarse significa mantener la condición de diálisis (depender de una máquina, hasta tres veces por semana), experimentar limitaciones importantes de calidad de vida y aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, principalmente.
El trasplantarse representa, automáticamente:
- Mejorar la expectativa de vida.
- No tener que ir al centro de diálisis.
- Reinsertarse al área laboral.
- Poder salir de vacaciones.
- Llevar una vida normal.
Riesgos para el receptor
- Mayor probabilidad de infecciones.
- Mayores probabilidades de cáncer.
- Enfermedades inmunológicas que puedan presentar rechazo.
Criterios para ser donador
Como para cualquier trasplante, el donador tiene que cumplir con los siguientes criterios:
- Tener el deseo genuino de donar.
- Ser mayor de 18 años.
- Tener vínculo sanguíneo hasta cuarto grado o ser pareja del receptor.
- Ser compatible.
Para determinar la compatibilidad, el donante debe someterse a una batería de exámenes que comprende desde un chequeo médico exhaustivo hasta pruebas inmunológicas que determinen que no habrá rechazo.
Mitos y realidades sobre el donante en trasplante cruzado
El donante puede vivir de manera similar a cuando tenía sus dos riñones.
Durante los últimos cincuenta años de historia médica, no se ha observado consecuencias negativas para el donante. Antes de realizarse el trasplante vivo (predecesor del trasplante cruzado), se observó y analizó por muchos años, a personas que por motivos traumáticos (accidentes) se habían visto forzados a vivir con un riñón y vivían una vida perfectamente normal. Este indicador motivó a diversos centros de trasplante a utilizar donantes vivos.
Una vez iniciado el trasplante vivo, continuaron observando a los donantes que se habían sometido a esta intervención, y se pudo confirmar que tenían las mismas expectativas de vida y los mismos riesgos que poblaciones similares.
“El concepto de trasplantar es brindar la normalidad al paciente. Sin embargo, el que dona, no puede quedar menoscabado a como estaba antes. El donante siempre vuelve a hacer lo que le gustaba antes. Ahora, por ejemplo, si hace deportes extremos, estamos hablando de una actitud de vida. Los riesgos son los mismos teniendo uno o los dos riñones”, aclara el doctor Boltansky.
Tips de prevención luego del trasplante.
Al receptor, inicialmente, se le administra medicamentos inmunosupresores. También deberá cumplir con un seguimiento médico estricto para corroborar que todo está marchando correctamente. Pero tanto para donante como receptor, lo que se recomienda, es llevar una vida sana:
- Buena alimentación.
- Controlar el peso.
- No fumar.
- Tener la presión controlada.
- Tomar sus remedios en los horarios correspondientes.
- Descansar.
Nota importante
En Clínica Dávila se vienen realizando trasplantes de donante vivo desde el 2004. Sobre 300 personas han sido trasplantadas y el 70% corresponde a trasplante vivo.
El trasplante cruzado aún no está realizando en Chile. La ley se aprobó en febrero de 2017, pero está a la espera de que Contraloría despache el reglamento.
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