Conoce la historia de Amanda Santibáñez y cómo en Clínica Dávila lograron diagnosticar y tratar su trastorno neurológico funcional

Después de pasar por un periodo muy estresante, Amanda Santibáñez, estudiante de derecho de 25 años, comenzó a desarrollar complicaciones que afectaron enormemente en su calidad de vida. Entre ellos, una parálisis en la pierna, problemas de sensibilidad en el lado izquierdo de su cuerpo y pérdida de memoria.

Debido a la complejidad y diversidad de los síntomas que enfrentaba, y a lo rápido que estos aparecieron, Amanda se vio en una situación en la que tuvo que rehacer su vida con su nueva condición. Acciones del día a día como caminar, moverse dentro de su casa o en transporte público se volvieron un tremendo desafío tanto para ella como para su familia y amigos que vivieron estos cambios con ella mientras intentaba descubrir qué estaba causando estos problemas.

Sobre esta situación, Amanda comenta que “pasé por instituciones médicas que no pudieron explicarme qué me sucedía. Me dijeron que podía tener esclerosis múltiple, tumores en la columna, porfiria, etcétera. Hasta que llegué a Clínica Dávila. Después de cuatro meses sin encontrar respuestas, el equipo de neurología se demoró dos días en diagnosticarme con trastorno neurológico funcional”.

Este tipo de trastorno es secundario a una alteración en la conexión de distintas áreas del encéfalo que genera una alteración en su función normal. Se caracteriza por la aparición de diversos síntomas y signos neurológicos que generan malestar en los pacientes como por ejemplo parálisis de un lado del cuerpo, convulsiones, perdida de sensibilidad, alteraciones de la marcha, dificultades para hablar y tragar, entre otros.

El neurólogo de Clínica Dávila Dr. Prudencio Lozano explica que “Como muestran los estudios, el trastorno neurológico funcional (o antes llamado trastorno conversivo) es una condición tremendamente frecuente. Para su diagnóstico es necesario una valoración global neurológica con un énfasis en el examen neurológico detallado y, algunas veces, la realización de pruebas diagnósticas complementarias. Lamentablemente esta condición esta subdiagnosticada, y lo que puede ser peor, se categoriza como una patología neurológica distinta, trayendo efectos adversos de medidas terapéuticas mal indicadas”

El paso por Clínica Dávila 

Amanda llegó a la clínica a través del Servicio de Urgencia, y luego quedó hospitalizada en el Servicio de Neurología, donde el equipo realizó diferentes pruebas neurológicas, que, sumadas a los antecedentes de la paciente, y a la búsqueda de factores que no habían sido revisados, lograron dar con una respuesta a la sintomatología después de meses.

Para cuando comenzó su atención en la clínica, Amanda debía moverse con el apoyo de un bastón por los problemas físicos que estaba enfrentando, a lo que se sumaron otros cuadros psicológicos derivados de la frustración por una falta de diagnóstico y del miedo de despertar con un nuevo síntoma que seguiría afectando su calidad de vida.

“Lo primero que hicieron acá, tanto en las enfermeras como los médicos y todo el equipo, fue darnos contención a mí y a mi familia, algo tan simple que realmente necesitábamos en ese momento. Después de eso tocó aprender sobre el trastorno, a entenderlo mejor y a comprender que ahora tengo que vivir con él”.

Como parte del tratamiento, la paciente pasó por un equipo multidisciplinario compuesto por neurólogos, neuropsicólogos, kinesiólogos y otros profesionales de la salud que trabajaron en la rehabilitación de las secuelas dejadas por la enfermedad, además de la reintegración de Amanda en su vida normal. 

El Dr. Lozano agrega que “En relación a la terapia, uno de los hitos más importantes es que el paciente y su entorno comprenda la enfermedad y sus alcances lo que muchas veces es un desafío. Este tipo de trastorno puede gatillarse por eventos de alta carga emocional, eventos traumáticos físicos, cirugías, entre otros por lo que se debe realizar un enfoque multidisciplinario personalizado al paciente que incluye kinesiólogos, fonoaudiólogos, terapeutas ocupacionales, psiquiatras, psicólogos y neurólogos. De esta forma se intenta desarrollar herramientas para enfrentar de mejor manera la aparición o reaparición de síntomas. En el caso de Amanda, como suele ocurrir, acudió a múltiples profesionales, se realizó innumerables exámenes complementarios y se le dieron múltiples diagnósticos hasta que se llegó al correcto. La inteligencia y empuje que caracteriza a Amanda sumado a un equipo terapéutico multidisciplinario, han colaborado a su recuperación”.

Actualmente Amanda se encuentra finalizando sus estudios, y continúa asistiendo a controles con el Dr. Lozano cada seis meses, con más de dos años sin presentar un episodio, pero siempre atenta a la aparición de nuevos síntomas.

“Solo puedo darle las gracias al Dr. Lozano. Él siempre está interesado en poder difundir este trastorno y estudiarlo más, aprender más, para ayudarme a mí como paciente y a mi familia para responder sus dudas, para hacer nuestra calidad de vida mucho mejor. Realmente lo que espero que las personas que están viviendo algo similar pueden llegar a un lugar como Clínica Dávila y encontrar un personal médico comprometidos con los pacientes”.