Por años, el consumo del tabaco se ha combatido con importantes campañas comunicacionales debido a sus graves consecuencias en el organismo de las personas. Esto, se refleja en estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que señalan que es la principal causa de muerte prevenible de las enfermedades no transmisibles en el mundo.  

 

El tabaquismo es una adicción provocada por la nicotina, que es la sustancia química que produce efectos placenteros temporales en el cerebro y que al terminarse este efecto provoca la necesidad en la persona de seguir fumando.   

La Dra. Sara Chernillo, broncopulmonar adulto de la Clínica Dávila Las Condes, nos cuenta que los efectos más graves del consumo de tabaco se dan a largo plazo e incluyen daño a todo el cuerpo.  

Las principales consecuencias son:  

  • Aumento del riesgo de padecer cáncer en casi todos los órganos, especialmente de pulmón, boca, laringe, esófago, colon y vejiga.  
  • A nivel cardiovascular aumenta la enfermedad ateroesclerótica, especialmente a nivel coronario y en las piernas, favorece el desarrollo de coágulos en las piernas y el sistema nervioso central.  
  • Enfermedad pulmonar obstructiva crónica, que puede llevar a insuficiencia respiratoria y mayor riesgo de infecciones respiratorias, especialmente neumonías.  
  • En el embarazo produce retardo del crecimiento intrauterino.  
  • Esterilidad por disminución del número de espermios.  
  • Enfermedad a la piel que incluye envejecimiento prematuro y arrugas.  
  • Enfermedad de los dientes y encías.  

“El humo de segunda mano” 

Este concepto, se utiliza para describir los peligros que se encuentran expuestos las personas que no son fumadores pero que están en contacto con el humo del tabaco, ya sea en el hogar, lugar de trabajo o donde no exista restricción para fumar. Ante esto, el Dr. César Maquilon, broncopulmonar de Clínica Dávila Recoleta, explica que “actualmente no hay ninguna norma que establezca que hay un nivel mínimo de humo de tabaco que pueda existir de forma normal en el ambiente. La idea es que haya cero concentraciones de humo de tabaco y todos los componentes que este contiene, ya que favorecen de alguna manera a un sin número de enfermedades por las sustancias que contiene”.  

Soy fumador activo ¿Cómo dejo esta adicción?

Más allá de los efectos negativos en salud, dejar esta sustancia no es nada fácil para un fumador habitual. Por ello, Francisca Loyola, psicóloga de la Clínica Dávila Las Condes, recomienda a quienes inicien este proceso “buscar la relación que la persona presenta entre consumo y satisfacción, qué emoción/pensamientos; qué necesidad/carencia asocia a esta conducta. Muchas veces está asociado a la ansiedad que genera una situación, no obstante, con el tiempo comienza a generalizar, y el consumo se asocia a todas las emociones”. 

Además, agrega que en el camino pueden existir recaídas, lo cual “se puede mirar como parte de las etapas del tratamiento. Evaluar qué pasa antes, durante y después de la recaída ayudaría a entender a la persona «qué me hizo recaer y cómo enfrenté». Analizar las recaídas ayudarán a tener mayor opción de plantearse soluciones diferentes a las que pudieran estar asociadas a las que me llevan a recaer». 

 

En las cinco sucursales Dávila contamos con equipos multidisciplinarios que te ayudarán a superar esta adicción de la mejor manera posible y puedas mejorar tu calidad y expectativa de vida.

Puedes agendar en davila.cl o llamando al 2 2270 2700. 

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