El corazón es el músculo más importante del cuerpo y muchas veces sufre en silencio. Los síntomas de que algo anda mal son variados y a veces tienden a confundirse con otros padecimientos. Hay que estar alerta a esas señales para tomar medidas a la brevedad, ya que esta patología incluso ha sido descrita por el Ministerio de Salud (Minsal) como una epidemia emergente dentro de las enfermedades cardiovasculares, debido a su prevalencia en la población y a los costos asociados a su tratamiento.
El cardiólogo de Clínica Dávila, Ricardo Larrea, habla de los factores de riesgo ante una insuficiencia cardiaca. Señala que, aunque en casos específicos hay factores hereditarios que generan problemas graves al corazón, la prevención juega un rol clave para toda la población, ya sea que se trate de una insuficiencia cardiaca izquierda o derecha, según el respectivo ventrículo que afecte.
“Estamos haciendo esfuerzos a nivel mundial por reducir los factores de riesgo y mantenerlos bajo control, para que no aceleren el desarrollo de las cardiopatías. Hay algunas que no son manejables. La edad, ser hombre, antecedentes familiares son cosas que son inmodificables. Existen otros que se pueden controlar: La diabetes, la hipertensión, el colesterol. El sedentarismo, la obesidad y los cigarrillos. Entonces, hay responsabilidades compartidas aquí, estas últimas son de exclusiva responsabilidad del paciente y otras que requieren una estrategia médica”.
Dolor y cansancio extremo: primeras señales de insuficiencia cardíaca
El especialista señala que por lo general las personas confunden los signos o síntomas con ciertas dolencias. La cultura general señala que un dolor en el pecho puede ser la antesala de un mal en el corazón. Muchos sufren dolores en el pecho y se asustan, pero no toman mayores medidas ni de prevención ni tampoco buscan apoyo médico para evaluar la situación. En relación con este tema, el doctor Ricardo Larrea señala que es vital el análisis de un especialista a la hora de tomar medidas.
“Cuando uno interroga al enfermo acerca de las características del síntoma que lo trajo a consulta, usualmente se habla de dolor o cansancio. Uno explora las condiciones y el tipo de dolor. Cuando nosotros tenemos un dolor en el pecho que es central, que abarca toda un área, que generalmente se irradia al cuello o a los brazos, que dura como diez minutos, que es severo, lo hace transpirar y después se le pasa, ese es un dolor que es altamente probable que sea cardíaco y coronario. A diferencia de un dolor tipo puntada o clavada en el lado izquierdo que dura 30 o 40 segundos. Eso lo más probable es que no sea cardíaco. Hay elementos en la descripción del síntoma que son los que a uno lo orientan más o menos a dónde va este asunto. Pero yo diría que, hablando de los dos más probables, el dolor de las características que acabo de contar tiene que hacer pensar a uno que es cardíaco”, dice Larrea.
Ecocardiografía
Una vez que la sintomatología ya ha revelado que hay presunciones de algo más grave y si a ello le agregamos los factores de riesgo, hay que proceder con una serie de exámenes. Pero en ello hay que ser muy asertivo, dicen los profesionales del área. Algunos son fáciles de llevar, pero otros se deben enfrentar de otras formas.
Dice el doctor que “hay que analizar bien al enfermo para no hacer exámenes de más. La idea es que se hagan los necesarios.
La coronariografía es infalible para detectar daño al corazón
La coronariografía es un examen médico de alta tecnología en el que se establecen los niveles de posible daño arterial. Gracias a él se pueden tomar variadas decisiones, dicen los expertos. “La coronariografía es un cateterismo. Para proceder hay que pinchar una arteria, subir con un catéter (tubo flexible que se introduce por las venas) hasta el corazón, para inyectar sustancias. Este examen nos dice con absoluta certeza los niveles de obstrucción que puede haber en las arterias del corazón. Es imprescindible cuando uno sospecha una enfermedad coronaria por los síntomas, hacer una coronariografía. Es clave y da resultados cuantificables.
El infarto es el fin del proceso
Para buena parte de la población, el infarto se asocia con la manifestación de la dolencia, cuando en rigor se trata del final del proceso de deterioro cardíaco. La sintomatología habla de que han ocurrido varias cosas antes de éste.
Dice Larrea, “el infarto es un suceso. Y la enfermedad se llama enfermedad coronaria, que es la lesión obstructiva de las arterias, pero el infarto es un suceso, no es una enfermedad. Siempre hay que ver antes de que se llegue al infarto el manejo de los factores de riesgo. Si el paciente junta demasiados factores de riesgo hay que usar fármacos preventivos. O sea, hay que elegir quién va a tomar aspirina, quién va a tomar remedios para el colesterol para prevenir accidentes vasculares e infartos. Manejar muy bien la hipertensión arterial que es una de las principales causas de insuficiencia cardíaca con ahogo avanzado. Es algo a lo que se debe tomar el peso: recordemos que cuando se trata del corazón, si las estrategias fallan, marcapasos, fármacos, etcétera, tenemos que considerar que ese paciente a lo mejor hay que trasplantarlo”.
Rápida mejora
El médico señala que muy rara vez se llega a la solución extrema que es el trasplante de corazón. Antes existen varias etapas de intervención para manejar la insuficiencia cardiaca y que una vez analizadas e identificadas la mejoría es rápida. “El tratamiento de la insuficiencia cardíaca una vez que se ha establecido es bastante agradecido. Los pacientes recuperan mucho su capacidad funcional y tienen una muy buena vida, tomando los medicamentos correctos. Es bastante satisfactorio en las etapas iníciales e intermedias de la enfermedad, que es la mayoría de la gente, y obtenemos notables mejorías de su capacidad de esfuerzo y de su calidad de vida”, dice Larrea.
Importancia de la prevención
Dentro de la insuficiencia cardiaca hay varios factores de riesgo. Hay algunos como la edad o herencia que determina al paciente con bajas o nulas posibilidades de poder modificarse. Sin embargo, hay otras en las que sí se puede intervenir.
Ricardo Larrea es enfático: “Hay que culturizarse de los factores de riesgo cardiovascular. Debemos preguntarnos todos cuántos tengo de cada uno y que cada cual se preocupe de mantenerlos bajo control, para no desarrollar estas enfermedades. Que el fumador deje de fumar, que el obeso baje de peso, que el sedentario haga ejercicio y si tiene hipertensión o diabetes, que vaya al doctor para que le dé los medicamentos necesarios, que logre los objetivos del tratamiento y lo aleje del riesgo. Son cosas que se van acumulando lentamente en el tiempo hasta que empiezan a estallar, tenemos plazos para manejar esto”, dice.
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