Los gliomas cerebrales son tumores primarios que se originan de las células de soporte (células gliales) que rodean las neuronas y ayudan en su función. Estos tumores son los más frecuentes del cerebro.
Según explica el doctor Claudio Campos, neurocirujano de Clínica Dávila, estos tumores se clasifican de acuerdo a la célula glial que la produzca (astrocitoma, ependimoma y oligodendroglioma), y a su vez se subclasifican según el grado de agresividad que presentan.
De esta manera tendremos a los de bajo grado (II y III) y alto grado (IV).
Para diferenciar entre cada uno, se puede hacer una aproximación inicial con una imagen del tumor, a través de una resonancia magnética de cerebro.
Posteriormente, se debe realizar una evaluación del tejido, a través de una biopsia. Este examen lo realiza un anatomopatólogo y así, puede entregar el diagnóstico definitivo.
¿Por qué aparecen los gliomas cerebrales?
El origen de los gliomas cerebrales es desconocido. Se han asociado algunos factores de riesgo que podrían incrementar las posibilidades de generar este tipo de tumor como, por ejemplo, la exposición a radiación ionizante. Tal es el caso de pacientes sometidos a radioterapia, para el tratamiento de cáncer.
Igualmente, el doctor especifica que “no existen síntomas específicos, ya que estos varían según tipo de tumor, tamaño, localización y velocidad de crecimiento”. Y agrega que en el caso que se presenten síntomas, estos pueden ser:
- Dolor de cabeza.
- Náuseas.
- Vómitos.
- Deterioro de la función cerebral.
- Confusión.
- Cambios en la personalidad.
- Dificultad para mantener el equilibrio.
- Alteración en la visión.
- Alteración en el lenguaje.
- Epilepsia.
Tratamiento para este tipo de tumores
El tratamiento se basa tanto en el manejo del tumor, como en los síntomas asociados. El paciente puede requerir corticoides para el manejo del edema (hinchazón) que se genera alrededor del tumor y el uso de anticonvulsivantes para el control de crisis. Estos medicamentos ayudan a disminuir la presión y aliviar síntomas asociados a la compresión de estructuras.
En cuanto al tumor, el tratamiento dependerá del tamaño, localización y grado de malignidad, así como edad, historia clínica personal y preferencias del paciente.
El especialista, señala, que “el paso inicial será la cirugía, que busca resecar la mayor cantidad de tumor posible y contar con muestra de tejido para ser analizada. El grado de resección y la técnica que se usará se define dependiendo del diagnóstico de cada paciente, buscando un balance entre los riesgos y beneficios del procedimiento. En ciertos casos específicos, se plantea de manera inicial, la toma de pequeñas muestras o biopsias”.
Asimismo agrega que “una vez confirmado el diagnóstico de glioma y clasificado en los distintos grados a través de la resección o biopsia del tumor, se definirá la necesidad de tratamientos complementarios como radioterapia y/o quimioterapia”.
Por último, aclara que “el pronóstico implica evaluar distintos factores que juegan un rol importante en la sobrevida del paciente. El mejor pronóstico, con una sobrevida mayor a 90% a 5 años, la tendrán aquellos pacientes con mayor resección tumoral, glioma cerebral de grado bajo, sobre todo oligodendroglioma, con buena tolerancia a tratamientos complementarios. En cambio, tendrán menor sobrevida aquellos pacientes donde la localización del tumor no permite una adecuada resección, tenga un grado alto de malignidad, o que otras comorbilidades impidan realizar los distintos tratamientos. Es por ello, la importancia de analizar cada caso de manera individualizada”.