Para defenderse de las infecciones, el cuerpo humano posee distintas barreras de inmunidad. Una de ellas, es el tejido linfático que se ubica al final de la nariz y en la zona de la garganta, lugar donde se ubican amígdalas y adenoides.
La doctora Carolina Bustamante, otorrinolaringóloga de Clínica Dávila, explica que ambas corresponden a tejido linfático que se ubica en oro y nasofaringe.
“Son parte de lo que llamamos el anillo linfático faríngeo que está compuesto por: amígdalas palatinas (conocidas popularmente como amígdalas), adenoides, amígdalas peritubáricas, amígdala lingual y la pared posterior donde se encuentran los cordones laterales de la faringe”, dice la especialista.
Todo este anillo contiene tejido linfático que produce inmunoglobulinas, unas proteínas secretadas por el sistema inmune como respuesta ante la detección de una sustancia extraña para el organismo.
“Todo el anillo, en su conjunto constituye una barrera inmunológica para infecciones del tracto respiratorio”, indica la otorrinolaringóloga.
Razones para extirpar parte de este tejido, amígdalas y adenoides, hay varias, como por ejemplo la roncopatía con apneas o un tamaño excesivo de ellas que dificulte el paso del aire.
Adenoidectomía y Amigdalectomía
La especialista señala que en el caso de las adenoides, se extirpan cuando existe una roncopatía con apneas o pausas respiratorias atribuible a hiperplasia adenoidea (aumento de volumen), si hay respiración bucal en paciente con hiperplasia adenoidea sin otra causa que la explique, o si el tamaño ocupa más del 70% del espacio rinofaringeo.
También, “se indica cirugía si se producen infecciones nasosinusales recurrentes, es decir, más de cuatro episodios de sinusitis en 1 año en el caso de los niños”, señala la doctora Bustamante.
Las otitis también son un motivo de extracción de adenoides.
“En niños, la otiti media con efusión que es la acumulación de mucus en caja timpánica (causa de hipoacusia reversible en menores) y la otitis media aguda recurrente en niños son indicación de cirugía. También, la necesidad de tomar una biopsia ante la sospecha de tumor o un estudio de movilidad de cilios”, agrega la especialista.
Para extirpar las amígdalas se considera la “roncopatía con apneas o pausas respiratorias, hipertrofia amigdalina (aumento de volumen de amígdalas) que comprometa más del 75% del espacio aéreo, amigdalitis recurrente más de siete episodios en 1 año, más de cinco episodios en 2 años y más de tres episodios en 3 años, sospecha de tumor, amigdalitis hemorrágica, antecedentes de dos episodios de absceso periamigdalino”, indica la otorrino.
Edad
Ambas cirugías se pueden indicar independientemente de la edad del paciente.
La doctora Bustamante señala que no existe una edad ideal para realizar una adenoidectomía o una amigdalectomía.
“Sí se recomienda practicar la cirugía en niños con un peso superior a los 10 kilos de peso y con una edad mayor de 12 a 14 meses.
Sin embargo, “si el paciente sufre de roncopatía con apneas y posee una hipertrofia adenoidea y/o amigdalina la indicación es perentoria”.
En general, la gran mayoría se opera entre los 3 a 5 años. “Se recomienda que si tiene la indicación de cirugía no se espere a que esté más adulto para hacerlo, dado que esta cirugía en adultos se asocia a mayor número de complicaciones”, aclara la especialista.
Si se trata de un adulto no hay un límite claro, pero la patología adenoidea ya no está presente en adultos sobre los 20 años, salvo que haya un tumor, dice la otorrinolaringóloga de Clínica Dávila. ¿La razón? Las adenoides presentan un proceso de involución y atrofia después de los 15 años.
Con las amígdalas ocurre algo distinto. “Las amígdalas hipertróficas en adultos pueden estar involucradas en el síndrome de apnea obstructiva del sueño o se pueden infectar crónicamente” por lo que se deben extirpar.
“Si hay sospecha de tumor no hay límite de edad para realizar la cirugía, pero se deben considerar los riesgos quirúrgicos de esta cirugía en adultos mayores porque éstos aumentan notoriamente”, advierte la doctora Bustamante.
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