Una de cada diez mujeres experimenta cambios de ánimo luego del nacimiento de sus hijos,  sintiéndose desanimadas, llorando con facilidad y con una sensación de susceptibilidad que las mantiene angustiadas y tristes.

La depresión post parto es una enfermedad que afecta generalmente a mamás primerizas,  quienes sienten una angustia profunda y prolongada en el tiempo, lo que las imposibilita para cuidar adecuadamente al recién nacido y realizar otras tareas diarias.

María Fernanda Flores, psicóloga infanto-juvenil de Clínica Dávila, explica que “la depresión post parto es un trastorno del estado de ánimo, donde las madres padecen sentimientos de extrema tristeza, ansiedad y cansancio que les dificulta realizar las actividades diarias del cuidado de sí mismas y de otras personas”.

En relación a los síntomas, la especialista indica que “pueden aparecer en las primeras semanas después del parto, pero también en algunos casos se pueden generar luego de algunos meses”.

Los síntomas más frecuentes son:

– Estado disminuido del ánimo.

– Pérdida de motivación e interés.

– Sensación de irritabilidad.

– Alteraciones del sueño.

– Llantos excesivos.

– Dificultad de apego con la guagua.

– Ansiedad.

Sobre las causas, la especialista aclara que “no existe una única causa que explique el origen de esta patología, pero si influyen factores hormonales, psicosociales y genéticos de la paciente. Es fundamental comprender la importancia de que las madres que tienen estos síntomas se acerquen a un especialista y reciban el tratamiento adecuado”.

Asimismo, enfatiza que “la depresión post parto puede interferir en el adecuado desarrollo del vínculo madre-bebé, ya que dificulta que la madre pueda conectarse emocionalmente con su hijo/a, lo que va a repercutir en una mayor latencia en los tiempos de respuesta frente a sus necesidades. Además su expresión afectiva también se encuentra disminuida, lo que podría provocar un aplanamiento afectivo en el bebé”.

La psicóloga agrega que “cuando esto ocurre, es fundamental consultar con un especialista, así como promover redes de apoyo para ayudar a esa madre a empoderarla en su rol materno de modo de fomentar seguridad, sensibilidad y consistencia en el vínculo”.

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