“La osteoartritis es una condición que destruye la cubierta exterior lisa (cartílago articular) del hueso, a medida que el cartílago se desgasta, se deteriora y se vuelve áspero, disminuyendo el espacio de protección entre los huesos. Durante el movimiento, los huesos de la articulación rozan uno contra otro, causando mucho dolor al paciente”, explica el doctor Gonzalo Díaz, traumatólogo y especialista en hombro de Clínica Dávila.
Por lo general, la osteoartritis afecta a personas mayores de 50 años y es más frecuentes en mujeres que en hombres. Existen tipos específicos de osteoartritis como artritis reumatoide, artritis post traumática y necrosis avascular, entre otras.
Síntomas
El síntoma más común de la osteoartritis en el hombro es el dolor. Suele agravarse con actividad física y empeora progresivamente. El movimiento limitado es otra señal característica de esta enfermedad afectando tareas simples, como levantar el brazo para peinarse o llegar a un estante. Además del dolor y la limitación en movilidad, también se podrían percibir chirridos, chasquidos o crujidos (crepitación articular) cuando se mueve el hombro.
Es común el dolor de noche y dormir puede resultar difícil para la persona que lo padece.
Diagnóstico
Cuando un paciente llega a la consulta con sospecha de padecer osteoartritis, el médico procede a realizar un examen físico muy detallado para revisar:
- Debilidad de los músculos.
- Dolor ante palpación y/o presión en la articulación.
- Detección de lesiones en los músculos, tendones y ligamentos que rodean la articulación.
- Evaluación del movimiento normal de las articulaciones en ciertas direcciones.
- Indicio de lesiones previas.
- Afectación de otras articulaciones.
- Crepitación articular (chasquidos o crujidos).
Esta revisión médica es acompañada por una radiografía para mostrar si el hombro experimenta estrechez en el espacio articular, cambios en el hueso y formación de espolones óseos (crecimiento adicional de material óseo en el hueso).
Tratamiento
El tratamiento inicial de la artritis del hombro no requiere cirugía. Usualmente, puede manejarse con reposo, terapia física y medicamentos antiinflamatorios.
Sin embargo, cuando el desgaste del cartílago es mayor limitando la movilidad normal del paciente y provocando un alto nivel de dolor, el médico sugerirá cirugía. El procedimiento se conoce como artroscopía (donde en dos o tres punciones pequeñas alrededor del hombro e insertando un endoscopio fibroóptico conectado a una cámara de televisión se puede remover hueso y tejido blando). En este caso, el especialista procederá a limpiar el interior de la articulación. Esta intervención no elimina la artritis del hombro, pero sí aliviará el dolor del paciente.
En casos más extremos se procede a la artroplastia, que considera el reemplazo de la articulación del hombro al remover las partes dañadas para reemplazarlas por una prótesis.
Los pacientes que son tratados con tratamientos menos invasivos deberán llevar una pauta de tratamiento específica, mientras que las personas que fueron sometidas a cirugía tendrán la responsabilidad de concretar una pauta más estricta.
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