Una invitación a conversar sobre la importancia de la lactancia y el apego materno fue el tema central de un nuevo Dávila en Vivo. En la oportunidad, la psicóloga María Fernanda Flores y la matrona Lisette Hormazábal, ambas especialistas de Clínica Dávila, respondieron vía Facebook las principales consultas enviadas por las pacientes a través de redes sociales.
La psicóloga María Fernanda Flores comenzó la conversación haciendo una distinción entre los conceptos de “bonding” y vínculo de apego, que suelen confundirse. “El apego precoz o el apego temprano, que es cuando justo después del parto se pone al recién nacido en contacto piel a piel con su mamá, se llama bonding. El vínculo de apego, en tanto, es un concepto mucho más amplio, es un vínculo afectivo que principalmente tiene que ver con la búsqueda de proximidad del niño hacia un adulto significativo, principalmente en situaciones de estrés, donde busca protección y que este adulto logre regularlo. Así, el bonding o contacto piel a piel es un espacio sensible muy importante para promover este vínculo de apego, pero no son lo mismo”, aclaró.
Según la profesional, el apego se puede fomentar de muchas maneras, pero principalmente se relaciona con mantener un contacto cálido y afectivo, con responder de manera sensible y a tiempo las necesidades del hijo. “Más que un protocolo, tiene que ver con la conexión de cómo lo tocamos, de cómo le hablamos, del tono de nuestra voz. Yo les diría a las madres: relájense y conéctense con su hijo, mírenlo, traten de interpretar sus señales; no hay un manual que diga qué significa un tipo de llanto, sino que en la medida que va pasando el tiempo, uno va aprendiendo que ese llanto se relaciona con hambre o con sueño, pero eso tiene que ver con la constancia y con la atención que yo le doy, principalmente con la conexión”, puntualizó.
Por esa razón, el estado de la madre es sumamente importante. La recomendación es que esté tranquila y emocionalmente relajada, que se sienta apoyada, con redes de soporte familiar.
Por su parte, la matrona Lisette Hormazábal explicó que también es fundamental contar con un entorno favorable para poder potenciar la lactancia. “Muchas veces las mamás nos angustiamos, lo que afecta para que la leche no baje. Por eso es vital darse el ambiente, estar tranquila, darse tiempos de paz con el recién nacido y esperar que de manera espontánea la leche baje”, indicó la matrona.
La profesional señaló que la lactancia es muy importante para fomentar un vínculo de apego seguro con el hijo y que es un proceso tremendamente enriquecedor tanto para el niño como para la madre.
Durante la lactancia, contó, se libera una hormona que se llama oxitocina, denominada la hormona de la felicidad. Su producción ayuda a prevenir la depresión post parto, favorece la pérdida de peso de la madre y contrae el útero, ayudando a que retome su tamaño de antes del embarazo y evitando los sangrados post parto o inercias uterinas.
Las expertas destacaron que lo ideal es que la primera toma sea lo antes posible, casi después del nacimiento poner al recién nacido, piel a piel con su mamá, y de ahí dejarlo para que, de forma espontánea, por reflejo, vaya acercándose al pecho. “Mientras antes se haga la primera toma y mientras mayor sea la frecuencia de las tomas, y la postura adecuada y cómoda para ambos, es fundamental para una buena lactancia. Hay que tener paciencia, constancia mantener al bebé lo más cerca y la mayor cantidad de tiempo posible cerca del pecho”, contaron.
En relación al dolor al amamantar, señalaron que, si bien las primeras veces puede molestar un poco, si continúa doliendo al pasar un mes, mes y medio, es porque no hay una buena técnica. “Hay que buscar una técnica que favorezca a ambos. Los niños tienen una succión bastante vigorosa, así que, si un niño no acopla bien y toma solo el pezón y no la areola completa, lo más probable es que ese pecho se pueda agrietar. Y, además, es menos efectiva, porque se esfuerza más para succionar, pero sale menos leche”, añadieron.
Sobre la calidad de la leche, manifestaron que la leche madura y consistente, que deja a los recién nacido satisfechos baja entre el cuarto o quinto día y algunas veces se puede incluso demorar más. Pero esa leche inicial que se llama calostro es muy rica en defensas, en inmunoglobulina.
Por eso, aseguraron que es sumamente importante que a los recién nacidos no se les alimente con nada más que lactancia materna durante los primeros seis meses, ya que es lo único que el niño necesita, salvo casos muy puntuales, ya que la leche se va adecuando a las necesidades nutricionales del hijo. Además, mientras el niño más succione y más estimule, mayor será la producción de leche.
Destacaron que actualmente en Clínica Dávila se trabaja en la promoción del apego precoz, lo que significa que todos los niños que nacen por parto o por cesárea inmediatamente suben a la habitación, y permanecen en alojamiento conjunto tanto la madre como el recién nacido, “por ende, hay un personal que está 24 horas dedicado a la salud del recién nacido y, además, hay otro dedicado 24 horas a la salud de la madre. Es bien amplio lo que implica el cuidado de este binomio madre-hijo. Estamos constantemente apoyando la lactancia, entregando recomendaciones para el apego, ayudando a la madre en los cuidados básicos del recién nacido en aspectos tan cotidianos como una muda o aseo del cordón, educando para que los padres y las madres se involucren, y la idea es que se vayan preparados en todo sentido”, detallaron.
Sobre el entono social y familiar tras el nacimiento, indicaron que es bastante complejo, especialmente para una mamá primeriza. “Todos opinan, la pareja está en una situación de sensibilidad, de mucha ansiedad, de muchos temores, por lo que se debería promover el espacio más íntimo de la pareja. En el fondo son ellos los que deben tratar de ir conociendo mejor a su hijo, de poder ir interpretando mejor las señales, y conociéndose mejor ellos como pareja en otro espacio distinto, ir acoplándose, apoyándose, en estos distintos roles, sin dar mucho espacio para que la gente opine. Sin duda los abuelos y las abuelas lo van a hacer con la mejor de las intenciones, está clarísimo, pero ellos están empezando”, puntualizaron. Ante eso, la recomendación es seguir la intuición y frente a cualquier duda, consultar a especialistas o a quienes ellos tengan como referentes.
Finalmente, las profesionales destacaron que el apego dura toda la vida. “Desde muy pequeños se ven estas conductas, que tienen que ver con esta búsqueda de proximidad, el llanto, el seguimiento, alzar los brazos. Después, a lo mejor, no se van a observar estos tipos de conducta, pero, en el fondo, esta necesidad de estar con otro que te regule, que sea una regulación mutua, el contacto afectivo, va a durar toda la vida. Después va a ser con una pareja estable, va cambiando, pero es algo que permanece siempre, que va ligado a nuestro desarrollo humano. Es un mecanismo evolutivo”, dijeron.
“Un adulto seguro, es un apego seguro. Para lo que somos hoy en día es muy importante la primera infancia, pues seguimos desarrollando nuestras relaciones en base al apego que nosotros vamos desenvolviendo con nuestro entorno”, expresaron.
Y si bien no necesariamente es estático y se puede ir modificando, forma un precedente. Así, el vínculo que se logra establecer con los cuidadores principales es fundamental, porque también determinará, en parte, la forma en que el niño después se relacionará con el mundo, con los otros en nuestras relaciones afectivas. “Sin embargo, si un niño ha tenido una relación de apego más compleja con su madre, por ejemplo, eso no significa que va a ser así toda su vida. El día de mañana, por ejemplo, puede tener una relación de pareja donde sí va a existir una preocupación, contención, afecto y esto podría mejorar. Además, cuando existe una figura de apego que no ha podido responder adecuadamente a las señales, muchas veces hay alguien más que cumple ese rol, una abuela, una tía, incluso una educadora”, aclararon.
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