Las enfermedades inflamatorias intestinales son patologías que si no se diagnostican ni tratan a tiempo, pueden afectar en forma considerable la calidad de vida de una persona.

Para responder las principales consultas de nuestros pacientes sobre este tema, se realizó un nuevo Dávila en Vivo, que contó con la participación de los doctores Rolando Santelices y Rodrigo Irarrázaval, ambos gastroenterólogos de clínica Dávila.

Al comienzo de la conversación, el doctor Santelices explicó que la enfermedad inflamatoria intestinal es una entidad que abarca fundamentalmente a la colitis ulcerativa y la enfermedad de Crohn.

Ambas son patologías de tipo autoinmune, es decir, donde el mismo cuerpo ataca el órgano que se inflama.

Según indicó el médico, la diferencia principal entre colitis ulcerativa y la enfermedad de Crohn es que la primera es una patología que ataca específicamente el colon o intestino grueso desde la zona del ciego, donde está ubicado el apéndice, hasta el recto, y que no afecta otros lugares del intestino o del aparato digestivo.

La enfermedad de Crohn, en tanto, puede actuar en cualquier parte del tubo digestivo, desde la boca hasta el recto.

“Generalmente la enfermedad de Crohn es más agresiva, puede producir más inflamación y algunos síntomas generales como fiebre, decaimiento, baja de peso, y molestias digestivas como el dolor y distensión”, contó.

A estas señales, más amplias, se agregan diarrea prolongada en el tiempo y asociada a hemorragia, lo que se denomina rectorragia o hemorragia digestiva baja, en la cual las deposiciones pueden presentar desde un resto de sangre hasta grandes cantidades con coágulos.

Diagnóstico de la colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn

Por su parte, el doctor Irarrázaval agregó que la enfermedad de Crohn es difícil de diagnosticar, pues requiere de mayor estudio y es más compleja.

“Diagnosticarla puede tardar, en promedio, unos seis meses, pues uno tiene que escuchar al paciente, conversar con él, examinarlo, hay que tomar imágenes, exámenes de laboratorio, escáner, biopsia, y todas estas cosas juntas al final confluyen, deben ser compatibles y permiten determinar si existe o no la enfermedad”, expresó.

La colitis ulcerosa, en tanto, es más fácil de diagnosticar o descartar porque su compromiso puede determinarse mediante una colonoscopia.

En ambos casos los especialistas concuerdan en la importancia del cuadro clínico. Ante la sospecha, se suele indicar un escáner abdominal y, si aparecen algunas alteraciones que son compatibles con la enfermedad inflamatoria, que es un engrosamiento del intestino grueso o del intestino delgado, se indican otros exámenes hasta llegar al estudio histopatológico; la suma de todos esos indicadores permite hacer el diagnóstico multifactorial.

Según el doctor Irarrázaval, algunas señales a las que habría que estar atento y llevar a consultar a un especialista son fiebre, diarrea prolongada por más de una semana, dolor abdominal, sangramiento en las deposiciones, baja de peso y que el cuadro no lleve más de seis meses de evolución.

Asimismo, contó que, si bien no hay una causa conocida para las enfermedades inflamatorias intestinales, se ha demostrado que serían multifactoriales.

“Por qué se produce, no lo sabemos, hay muchos factores y lo que podemos hacer es aproximarnos y, en ciertos casos, se sabe más o menos qué podría estar jugando, como el componente genético”, señaló.

Tratamiento

En relación al tratamiento, los médicos aclararon que hasta el momento ningún procedimiento ha resultado 100% efectivo.

“Hay tratamientos que son más exitosos que otros y, a largo plazo, la verdad es que muchos medicamentos dejan de ser efectivos. Esta es una enfermedad que requiere ser muy personalizada, hay algunos pacientes que responden y otros no, algunos siguen el tratamiento y otros no, lo que hace que el manejo de esta enfermedad sea aún más complejo”, expresó el doctor Irarrázaval.

Asimismo, el alto costo de los medicamentos también sería un factor importante a considerar, en especial los medicamentos biológicos que se utilizan en una tercera etapa del tratamiento, cuando ya los anteriores han dejado de producir efecto.

Por eso, los especialistas destacaron que estos actualmente estén cubiertos por la ley Ricarte Soto, tanto para la enfermedad de Crohn como para la colitis ulcerosa.

“Con la ley Ricarte Soto podemos tener una buena respuesta de un paciente sin complicaciones y sin generar un descalabro económico familiar”, afirmó el doctor Santelices.

Además, el doctor puntualizó que estas enfermedades tienen una actividad variable, presentando generalmente crisis o reactivación espontánea en el tiempo. Por eso, el control permanente es fundamental.

“Por favor, no se olviden que tienen la enfermedad y manténgase en control, porque cuando se reactiva uno nunca sabe si va a ser igual de leve como la primera vez o va a ser muy agresiva”, declaró.

Finalmente, el doctor Irarrázaval precisó que “el objetivo del tratamiento es, entre otras cosas, evitar que vuelva a aparecer otra crisis, y la relevancia de eso es que mientras más crisis, más complicaciones va a tener a futuro el paciente”.

Entre las complicaciones, detalló que, en el caso de la colitis ulcerosa, se puede llegar hasta el riesgo vital y la necesidad de la extracción total del colon. Además, luego de muchos años de evolución de la colitis ulcerosa, esta enfermedad es capaz de aumentar el riesgo de presentar cáncer de colon, producto de su inflamación persistente.

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