Malformaciones anorrectales: Causas y tratamiento
Las malformaciones anorrectales son un espectro de malformaciones neonatales que se producen cuando se altera el polo caudal del embrión, es decir, la parte inferior de éste, lo que genera una detención en su desarrollo.
Estas malformaciones ocurren dentro del primer trimestre de crecimiento y mientras más precoces, son más complejas, ya que cuando ocurren de forma más tardía, el embrión ya tiene algunas partes de su cuerpo formadas y funcionando bien, explica la doctora Mónica Contador, cirujano neonatal de Clínica Dávila.
Cuando el embrión está en formación, la parte caudal de éste involucra el desarrollo de cinco sistemas a la vez: su parte digestiva, genital, urinaria, la columna y la médula; por lo que mientras más precozmente se produzca la malformación, más probable es que se genere una malformación asociada en cualquiera de estos elementos.
En general, las causas de las malformaciones anorrectales son desconocidas para los especialistas, no obstante, se sabe que pueden producirse por daños en el embarazo, producto de algún medicamento, factores ambientales u otros elementos ingeridos por la madre, que terminaron por detener ese desarrollo.
Tratamiento para las malformaciones anorrectales
El tratamiento para las malformaciones anorrectales consta de dos etapas. En primera instancia, un procedimiento quirúrgico que va a variar dependiendo de la complejidad de cada caso, y como segunda etapa, un proceso que involucra a la familia en el postoperatorio.
Según aclara la doctora Contador, habitualmente, cuando las malformaciones son más leves, éstas pueden ser corregidas en el período de recién nacido, es decir, antes de su primer mes de vida. Para esto los médicos deben realizar una anorrectoplastía, lo que en el fondo implica una reconstrucción del ano. Después de la cirugía el menor queda hospitalizado alrededor de una semana y sigue con la segunda parte del tratamiento en casa.
Por otro lado, si la malformación es más compleja, lo que se hace es una colostomía, lo que conlleva abrir la pared abdominal y pasar una parte del colon a través de este espacio para permitir el paso de orina y heces. Una vez que el bebé está más formado y en mejores condiciones, se efectúa la cirugía de forma diferida durante los próximos dos a seis meses. Una vez intervenido, el niño puede irse a casa después de una semana de hospitalización.
En ambos casos, los padres juegan un rol fundamental en el cuidado postoperatorio de su hijo, ya que inicialmente tienen que preocuparse del cuidado de las heridas para que no se infecten. Después de dos semanas de la cirugía, serán los encargados del proceso de dilatación anal del menor. “La dilatación implica una mamá que esté muy al cabo de las cosas y muy entregada para el manejo de su niño porque esta parte del tratamiento lo tiene que hacer ella”, comenta la experta.
Asimismo, agrega que las dilataciones deben repetirse de tres a cuatro veces al día, por aproximadamente dos a cuatro meses, dependiendo de la evolución del paciente. Además, la madre deberá llevar a su hijo a controles ambulatorios una vez a la semana, consultas que se van espaciando con el paso del tiempo. “Los controlas hasta que compruebas que son capaces de ir al baño solos, que no necesitan de alguna cosa para poder hacer, que no se ensucian, en fin, todas esas cosas. En la medida que ellos son capaces de llevar una vida social efectiva y bien, es decir, van al colegio y son capaces de ir al baño y todas esas cosas, probablemente los vas a controlar mucho más alejado”, confiesa la cirujano.
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