La Fibromialgia es una enfermedad que provoca un intolerable dolor generalizado en distintas partes del cuerpo de los pacientes. Dicho malestar no significa necesariamente que deba sentirse en todas partes al mismo tiempo, pero sí debe ser un patrón regular. Además, es una enfermedad de muy difícil diagnóstico, porque para determinar que un paciente sufre de esto, hay que descartar otras patologías.
A pesar de que antes se creía que la Fibromialgia era una enfermedad psicosomática, lo que quiere decir que es una dolencia invisible inventada por la mente del paciente, la doctora Cherie Gutiérrez, fisiatra de Clínica Dávila, aclaró que los últimos estudios han revelado que efectivamente hay una alteración a nivel cerebral, más específicamente en lo que respecta a las vías del dolor.
Es importante considerar que el principal síntoma al que se enfrenta una persona con Fibromialgia es el dolor, es decir, sin malestar físico no hay enfermedad. Sin embargo, hay una serie de señales a considerar que también podrían ser indicio de que se padece de este trastorno, tales como: falla de memoria, insomnio, colon irritable que considera períodos de constipación y diarrea, vejiga irritable que se traduce en la urgencia de ir al baño y fatiga.
La Fibromialgia afecta en su mayoría al género femenino de entre 20 y 60 años y usualmente es gatillada por el estrés. Se habla de mujeres que cumplen muchos roles en la sociedad y que en general son muy autoexigentes, según aseguró la especialista.
Si bien no existe un tratamiento estándar para todos los pacientes, ya que va a depender de los síntomas de cada uno, la doctora Gutiérrez asegura que siempre comienza por educar a los afectados y su entorno de la enfermedad que padecen. Posteriormente se empieza con los medicamentos que buscan atacar las diversas áreas de la patología.
“Toman varios medicamentos porque está relacionada a diversos trastornos del ánimo, uno da medicamentos que son antidepresivos pero que también actúan en la vía del dolor, además damos medicamentos analgésicos, algunos antiinflamatorios y ahí uno va escalando, en la medida que mientras más se necesite, más niveles escalamos”, expresó.
Además, algunos pacientes son derivados a la unidad mental como apoyo de psicología y/o psiquiatría, ya que la mayoría presentan trastornos del ánimo; y a kinesiología, puesto que dejan de moverse por el dolor, lo que genera que sus músculos comiencen a atrofiarse.
Cabe mencionar que, si bien los tratamientos pueden ser muy efectivos para ayudar a las personas a tener una mejor calidad de vida, esta enfermedad no tiene una cura definitiva. “Yo me doy cuenta cuando están bien porque no vuelven a la consulta, pero regresan a los dos años nuevamente con dolores.”, confesó la experta.
Asimismo, el apoyo de la familia es otro factor relevante para el éxito de la terapia, ya que en muchas ocasiones los pacientes se sienten incomprendidos por su entorno.
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