El sobrepeso y obesidad en infantes y adolescentes no sólo significan una mala calidad de vida durante la niñez, también contribuyen a que en un futuro sean adultos que presenten serias complicaciones clínicas asociadas y desarrollen a temprana edad enfermedades crónicas y cardiovasculares. Además, según estadísticas del Ministerio de Salud, en Chile ésta es una tendencia que va al alza.
María Luisa Aguirre, pediatra de Clínica Dávila y magister en Nutrición Clínica, destaca la importancia de controlar el peso y crear hábitos de alimentación saludables durante la niñez, dado que si un niño “permanece obeso hasta los 18 años va a ser un adulto obeso y va a tener todas esas enfermedades”, señala. Además, indica que en estos casos existe un aumento de riesgo cardiovascular.
¿Qué son las enfermedades cardiovasculares?
Se entiende por enfermedades cardiovasculares (ECV) aquellas relacionadas con desórdenes en el corazón y en los vasos sanguíneos. Los accidentes vasculares cerebrales (AVC) y ataques al corazón se deben mayoritariamente a obstrucciones que impiden que la sangre sea irrigada hacia el corazón y el cerebro. Una de las causas más frecuentes de esta obstrucción es la acumulación de grasa en las paredes de los vasos sanguíneos ocasionada por el sobrepeso y la obesidad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las principales causas de cardiopatías y accidentes vasculares cerebrales son el sedentarismo, mala alimentación, consumo de cigarrillo y alcohol en exceso. Estos son factores “comportamentales”, es decir, se relacionan con hábitos de vida saludable que, según la pediatra, deben inculcarse desde pequeños.
Controlar el peso en la niñez es clave
Durante la infancia y especialmente durante los dos primeros años de vida se traza el camino de lo que será la alimentación de los futuros adultos. Controlar la medida de cada porción y la variedad en la alimentación, dice la especialista de Clínica Dávila, es fundamental para una vida sana. Hacer mucho ejercicio, tomar agua en vez de jugos y retrasar todo lo posible la ingesta de azúcar, sal y otros aditivos, contribuyen a mantener un peso saludable y estable en el tiempo, evitando así complicaciones en la adultez.
Las enfermedades que regularmente se presentan en adultos después de los 45 años, como problemas de colesterol, presión alta, diabetes, y especialmente enfermedades cardiovasculares, son 10 veces más probables en personas que mantuvieron un nivel de sobrepeso y obesidad desde niños y hasta los 18 años.
Cambiar hábitos alimenticios disminuye los riesgos de padecer estas enfermedades
Las cifras a nivel mundial son tan preocupantes como evitables si se cambian estos malos hábitos. La Organización Mundial de la Salud señala que las Enfermedades Cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo, superando cualquier otra causa, incluidos accidentes de tránsito. Del mismo modo, la OMS asegura que la mayoría de las muertes producidas por estas enfermedades se deben a los hábitos comportamentales, y por lo tanto, la prevención desde temprana edad es fundamental para reducir los factores de riesgo.
Según la pediatra de Clínica Dávila, la alimentación debe ser ordenada desde el momento del parto y en lo posible prolongar como alimentación exclusiva la leche materna los primeros seis meses de vida del recién nacido, siguiendo con alimentos complementarios hasta los dos años o más. Hasta los cuatro años mantener una porción de comida que no supere los 200 cc o una taza pequeña que deberá ir aumentando de manera paulatina y acorde al crecimiento de los niños.
Una alimentación equilibrada es aquella que debe incluir verduras en el almuerzo y la cena, dos o tres frutas al día, consumo adecuado de proteínas y carbohidratos, beber mucha agua y respetar la saciedad de los niños. La pediatra indica que no es positivo que se obligue a los niños a comer más de lo que sus cuerpos necesitan, por lo tanto, el “cómase todo” debe dejarse de lado, especialmente si se supera la porción de comida sugerida por la especialista. Preferir lo saludable y natural, como una manzana en vez de una compota de fruta envasada, el jugo natural sin añadir azúcar por sobre la cajita de jugo, son pequeños cambios que, sumados al hacer ejercicio al menos una hora diaria, mantendrán a los niños sanos y fuertes, con una calidad de vida sana, y se reducirán al mínimo los factores de riesgo que proyectan enfermedades crónicas y cardiovasculares en su vida adulta.
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