Una de las preocupaciones más comunes de los padres tras la llegada del recién nacido, es la frecuencia, consistencia o color de sus deposiciones.
De hecho, se calcula que alrededor de un 3% de las consultas a pediatras generales y una de cada tres consultas a gastroenterólogos pediátricos se deben a la inquietud de los padres por un posible trastorno en las deposiciones de sus hijos.
Es importante destacar que la frecuencia de las deposiciones, color y consistencia es variable y si bien hay un patrón general, depende de la periodicidad de las tomas y el tipo de leche que recibe el niño.
¿Cuál es la frecuencia normal?
Durante la primera semana de vida, se estima que la muda del recién nacido es de unas cuatro veces al día. Sin embargo, los niños alimentados con leche materna pueden llegar hasta las 6 a 8 deposiciones al día, después de cada toma (reflejo gastro cólico). “También es normal si más adelante, en la segunda o tercera semana, pasan entre varios días o incluso una semana sin defecar, mientras las deposiciones se mantengan blandas”, explica el doctor Miguel Gallardo, neonatólogo de Clínica Dávila.
Generalmente, tras unas semanas, el niño que recibe leche de la madre recuperará la frecuencia diaria de sus mudas.
En los niños alimentados con leche artificial, en tanto, el número de deposiciones también puede variar, pero es notoriamente menor, llegando a 3 o 4 diarias y, luego, a 1 cada 2 o más días.
¿Cómo deberían verse?
La primera deposición de un recién nacido se llama meconio y debería producirse dentro de las primeras 48 horas de vida. Su consistencia suele ser parecida al alquitrán, densa y pegajosa y de color negro o muy oscuro y es el resultado de todo lo que el niño deglutió del líquido amniótico durante el embarazo.
A continuación, las deposiciones van tomando un color más verdoso hasta llegar casi al amarillo alrededor del quinto día.
En los niños que reciben leche materna, las deposiciones también pueden sufrir cambios de color, olor y consistencia dependiendo de los alimentos y medicinas que tome la madre.
Por otro lado, en los recién nacidos alimentados con lactancia artificial, se presentan con una consistencia más pastosa, una coloración amarilla, marrón o verde y un olor más intenso.
Cuando el niño comienza a comer y se incorporan nuevos alimentos, también se produce un cambio en el color, la consistencia y el olor de las deposiciones.
¿Cuándo consultar?
El estreñimiento es muy inusual durante el primer mes de vida y solo se debería abordar si el niño tiene mucha dificultad, está muy inquieto o llora al defecar, o las deposiciones se presentan muy duras, secas o en forma de bolita. No es recomendable estimular al niño con termómetro o dar zumos, laxantes ni infusiones a menos que el médico lo indique.
Por otro lado, se considera que un niño sufre de diarrea si aumenta el número de deposiciones o su consistencia es más blanda de lo habitual.
También pueden ser motivo de consulta:
- Presencia de sangre roja en las deposiciones.
- Deposiciones blancas y lactante con la piel amarilla.
- Inexistencia de meconio en las primeras 48 horas de vida o que se extienda más los siete días.
Cómo cambian las deposiciones
- Primer día (o dentro de las primeras 48 horas): Las deposiciones pueden tener un color negro, de consistencia pegajosa y densa, como alquitrán.
- Segundo a tercer día: Pueden empezar a tener un color verdoso, como acelga.
- Desde el cuarto o quinto día en adelante: En especial en los niños que se alimentan con leche materna, las deposiciones se vuelven blandas y amarillentas, con color y consistencia parecidas a la mostaza ligera. Cuando se alimentan con relleno o leche artificial, las deposiciones pueden ser un poco menos líquidas y de un amarillo más tostado o verdoso.
- Durante los siguientes meses el niño presentará deposiciones como las anteriores, con una consistencia pastosa, hasta que comience a comer.
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