La donación de órganos es un acto voluntario, en el que una persona decide donar sus órganos para que puedan ser extraídos de su cuerpo e instaurados en el de otra persona.
El tomar órganos para trasplantes se puede dar tanto en pacientes que fallecieron, como en personas vivas que ceden uno de sus órganos a algún familiar. El procedimiento va a depender de las diferentes características de cada órgano y de una evaluación previa tanto del donante como del receptor.
El corazón, el hígado, el pulmón, el páncreas y el riñón, son algunos de los órganos más comúnmente trasplantados. Todos éstos y otros temas relacionados con la donación y trasplante de órganos, fueron abordados en un nuevo Dávila en Vivo, conversación en directo por Facebook.
- ¿Quién puede ser donante?
- Extracción de órganos en vida: ¿mito o realidad?
- Donar en vida: voluntad y evaluación
- Contraindicaciones absolutas de un posible donante
- ¿Quién decide si soy donante?
¿Quién puede ser donante?
Para comenzar, el doctor Matías Guajardo, cirujano digestivo de Clínica Dávila, se refirió a los requisitos que debe cumplir un donante de órganos, aclarando que siempre va a depender del tipo de órgano en donación.
“Hay ciertos elementos que son característicos de cada órgano. Cada característica que pueda tener un donante de corazón, pulmón, riñón o hígado, son específicas para ese órgano. No necesariamente el mismo donante puede, del punto de vista técnico, ser un donante de todos los órganos, sino que puede ser solamente de riñón, o de riñón e hígado, o de todo lo que podamos extraer”, aclaró el especialista.
En cuanto a los receptores de órganos, el doctor Andrés Boltansky, nefrólogo de Clínica Dávila, se refirió a la importancia de realizar el trasplante de órganos en la medida que sea posible y dependiendo de las características de los receptores.
“Habitualmente los receptores son personas que tienen algún grado de insuficiencia de algún órgano, insuficiencia cardíaca, hepática, renal, y en la medida que esa insuficiencia va avanzando y se va haciendo más grave, la opción de reemplazar la función de ese órgano con un nuevo órgano trasplantado, le cambia la vida a esa persona”, manifestó el experto.
Asimismo, el doctor Boltansky también advirtió sobre los peligros que tiene el procedimiento, indicando que “siempre hay que sopesar que un trasplante significa riesgo, significa medicamentos, por lo tanto, la persona fuera de tener una insuficiencia en ese órgano, tiene que tener una salud compatible para que el resto del cuerpo siga funcionando adecuadamente para recibir ese órgano”.
Extracción de órganos en vida: ¿mito o realidad?
Hay muchas dudas en relación a la donación de órganos de pacientes que están con vida y en riesgo vital. Se dice que se les deja morir para ocupar sus órganos o que la extracción de órganos debe realizarse mientras el donante aún se encuentra con vida.
Al respecto, el cirujano digestivo, el doctor Matías Guajardo, se encargó de derribar esos mitos, aclarando que “por definición, el procuramiento, el tomar órganos para trasplantes, es en pacientes que ya fallecieron”.
“En ocasiones viene un diagnóstico de muerte cerebral, y cuando un paciente tiene el diagnóstico de muerte cerebral, es un proceso que es totalmente irreversible, no son pacientes que estén vivos, los pacientes fallecieron”, aclaró el especialista, respondiendo a las dudas e interrogantes que afirman que algunos pacientes están vivos al momento de la extracción de sus órganos.
El experto agregó que “para ponerlo de una manera súper gráfica, la fecha y hora de defunción de esa persona, no es cuando realizamos el procuramiento, sino que es cuando se hizo el diagnóstico de muerte cerebral, que es un proceso y un diagnóstico irreversible y que desde todo punto de vista es equivalente a la muerte cardiovascular”.
Por su parte, el doctor Boltansky se refirió al tema, recalcando que “nuestra cultura está muy vinculada a que la muerte se asocia con el paro del corazón. Esa es una cultura que está extendida a través de la historia, de la misma biblia, de las películas, de todo lo que vemos”.
“Tenemos una cultura en que uno siente que la vida se termina cuando un corazón deja de latir, pero la ciencia es muy clara en decir que con la condición de desaparición de las funciones neurológicas, es decir, una muerte cerebral, la persona ya está fallecida”, especificó el especialista.
Esa ventana es la que permite al mundo científico trabajar en un trasplante a tiempo, permitiendo a personas que están con enfermedades una mejor calidad de vida.
“A veces nos ha faltado la fortaleza de explicárselo a la comunidad, de que el sinónimo de muerte cerebral, es tan fuerte de que falleció la persona, como cuando deja de latir un corazón”, afirmó el nefrólogo de Clínica Dávila.
No obstante, es importante aclarar que existen otros diagnósticos en los cuales no aplica el mismo procedimiento, como es el caso de estado vegetativo persistente o de pacientes con daño neurológico que puede ser o no irreversible, lo que es distinto al diagnóstico de muerte cerebral.
“El diagnóstico de muerte cerebral tiene ciertos elementos que son muy claros y precisos, que requiere la evaluación de distintos profesionales. Es un proceso irreversible en que el paciente está fallecido”, recalca el cirujano digestivo.
Donar en vida: voluntad y evaluación
Pese a que existen pacientes que por ciertas condiciones no están aptos para ser donantes, siempre hay que evaluar caso a caso. Si hay una persona que tiene la voluntad de ayudar a otra, en ese momento se debe empezar a hacer todo un estudio para ver si está capacitada para ser donante.
Así lo asegura el nefrólogo de Clínica Dávila, quien asegura que en caso de que una persona quiera donar en vida “hay condiciones de salud que evidentemente hacen que uno no pueda aceptar a una persona como donante, pero lo primero es la voluntad de ser donante”.
A modo de ejemplo, el especialista agrega que “una diabetes bien establecida, implica riesgos tanto para el equipo quirúrgico, como para la persona después de ser sometida a la intervención. Lo que prima en este tipo de situaciones, es no dañar a la persona que quiere donar en vida y ayudar a otra persona”.
“Si uno siente que tiene una condición de riesgo, en donde podría, eventualmente, haber más daño, uno agradece el gesto de la voluntad de donar, pero hay que buscar otra alternativa, ya sea con otro donante, o entrar a la lista cadavérica de trasplante renal de la persona que está con la enfermedad”, agrega el experto.
Contraindicaciones absolutas de un posible donante
Las contraindicaciones de que una persona no esté en condiciones de donar sus órganos, van primero por el lado hemodinámico del paciente.
No es infrecuente que una vez que se hace el diagnóstico de muerte cerebral, el paciente entre en un estado muy caótico del punto de vista metabólico y del punto de vista hemodinámico, por lo que, es posible que aparezcan pacientes con mucha inestabilidad hemodinámica o que requieran de muchas drogas para mantener cifras tensionales adecuadas.
“Eso en general uno lo considera como una contraindicación absoluta, porque finalmente los tejidos que uno va a trasplantar ya tienen suficiente estrés tisular, cuando les ponemos las soluciones de preservación, se los sacamos al cadáver, los ponemos en una bolsa con hielos, lo trasladamos de una ciudad a otra, y se los ponemos a otra persona, eso ya es un estrés fisiológico súper importante para sus tejidos”, complementa el cirujano digestivo Matías Guajardo.
El experto también agrega que “eso significa que vamos a tener un órgano que en realidad puede tener más disfunción, más fallas, una vez que lo trasplantemos”.
“Otro de los elementos que se consideran como contraindicación absoluta, son pacientes con antecedentes de cáncer activo, porque una vez que se trasplanta ese órgano, va a llevar células que pueden ser potencialmente cancerígenas, y al receptor hay que inmunosuprimirlo, y esa es una condición particularmente de riesgo para el desarrollo de tumores”, advierte el especialista.
A pesar de que estas contraindicaciones están relacionadas específicamente con cáncer, hay ciertos tumores que no son considerados como una contraindicación, como es el caso de los tumores del sistema nervioso central y de los tumores cutáneos no melanomas.
Sin embargo, en general un paciente que tiene cáncer no lo es considerado como donante.
¿Quién decide si soy donante?
En primera instancia la propia persona en vida decide si quiere ser donante o no, pero por mucho que la persona haya dejado establecido ser donante, dentro de la legislación actual todavía la familia del donante tiene la posibilidad de restringir la donación de órganos en caso de muerte del paciente.
Al respecto, el cirujano digestivo de Clínica Dávila, considera que “no es infrecuente que tengamos donantes que van a donar solo el hígado, o el hígado y los riñones, o solo el corazón, y eso queda escrito en el acta de donación, que es el documento formal, donde consta que el paciente autoriza la extracción”.
“Y en caso de que la familia también autorice, existe la posibilidad de donar solo ciertos órganos o tejidos. No tenemos que olvidarnos de que los potenciales donantes no solo son donantes de órganos, sino también de órganos y tejidos, entonces además de los órganos tradicionales, se suman piel, hueso, y eventualmente tejidos compuestos más complejos, como manos y cara, todos son una alternativa de donación”, asegura Matías Guajardo.
Asimismo, el nefrólogo, complementa la información respecto a la familia y la donación de órganos de un paciente, asegurando que “no es la familia quien decide si la persona va a ser un donante apto o no apto”.
“Lo que sería el óptimo es que la opción de ser donante se haga prevalecer por parte de la familia en el momento que ocurre este tipo de situación, que siempre son situaciones dramáticas y extremas. Con esa situación, con las venias y con los sentimientos afirmados, el equipo puede tomar una decisión de si está bien o no está bien tomar órganos de esa persona que falleció”, cerró el especialista.
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