La piel es el órgano más expuesto del cuerpo, por lo que, si no se cuida de forma apropiada, es muy fácil que pueda contraer algún tipo de cáncer.
Según aclara la doctora Daniela Saavedra, dermatóloga de Clínica Dávila y especialista en cáncer de piel, existen dos grandes tipos de cáncer a la piel: el melanoma y el no melanoma.
Respecto al cáncer melanoma, asegura que se trata del tipo más peligroso y que se refiere principalmente a los lunares del cuerpo. En este sentido, es importante especificar que todos los lunares son riesgosos, no importa si son de nacimiento o aparecieron después.
Quienes tienen más riesgo de contraer el cáncer melanoma, son personas de tez blanca, ojos claros, con antecedentes familiares de cáncer de piel tipo melanoma, además de todos quienes tienen historial de exposición solar aguda.
¿Cómo identificarlos?
La mayoría de las personas tienen una gran cantidad de lunares en su cuerpo, por lo que es sustancial que al menos tengan una idea de cómo son y dónde están ubicados, ya que de esta manera se puede identificar si han cambiado con el tiempo o no.
La experta explica que son cinco las características esenciales que pueden ayudar a definir si un lunar es peligroso. Cuando un lunar es asimétrico, tiene bordes irregulares, más de un color, un diámetro de más de seis milímetros o presenta cambios bruscos como un crecimiento significativo; es importante consultar a un dermatólogo.
Una detección temprana de este tipo de cáncer de piel puede hacer la diferencia en lo que respecta a su impacto, ya que como se mencionó anteriormente, es el tipo más peligroso. Por esto es recomendable revisarse al menos una vez al año con un especialista, mientras que las personas que tienen muchos lunares y/o antecedentes familiares, incluso debieran hacerlo cada seis meses.
Por otro lado, el cáncer de tipo no melanoma, es más frecuente y se puede dividir principalmente en basocelulares y espinocelulares.
Ambos casos se presentan en personas que han estado crónicamente expuestas al sol, por lo que cada vez están apareciendo en edades más tempranas. Además, se ven más frecuentemente en la cara y cuello, que son las zonas más expuestas a lo largo de la vida.
El carcinoma basocelular se detecta porque aparece en la piel algo que antes no estaba. Son parecidos a espinillas que no cicatrizan, que tienen costras y que a veces sangran. Algunos pueden manifestarse como cicatrices de heridas que nunca existieron y otros incluso pueden ser pigmentados. A pesar de que este tipo de cáncer rara vez podría ocasionar metástasis, sí genera destrucción a nivel local.
Mientras que el espinocelular se ve parecido a las verrugas y en algunos casos pueden crecer rápido o causar dolor.
Exámenes y tratamiento
Cuando existe la sospecha de tumor, además del examen físico que se realiza en la consulta, es importante confirmarlo a través de una biopsia o de la observación del mismo con un dermatoscopio, instrumento utilizado por los dermatólogos.
Una vez confirmado el diagnóstico, el tratamiento para el cáncer de tipo melanoma y no melanoma es la cirugía.
El tratamiento de elección para los carcinomas basocelulares y espinocelulares ubicados en cara, cuello y áreas donde la preservacion de tejidos es importante, es la cirugía micrográfica.
Prevención del cáncer de piel
Evitar la exposición solar innecesaria entre las diez de la mañana y las cuatro de la tarde, utilizar filtro solar con un factor igual o superior a 30, tres veces al día, a las 9, a las 12 y a las 15 horas, y que las personas más blancas adicionen otras protecciones como sombreros y lentes, puede ayudar a prevenir un cáncer de piel.
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