La temporada de verano, puede significar una oportunidad para mejorar los hábitos alimenticios y combatir el sobrepeso infantil.
Al ser consultada sobre nutrición, la Dra. Jessie Niklitschek, pediatra nutrióloga de Clínica Dávila, empieza por advertir sobre uno de los principales fenómenos que afecta la salud de los niños en Chile: “Estamos ante una epidemia de sobrepeso y obesidad en los niños. La alimentación se improvisa mucho, no es algo que las familias planifiquen, pero hay cosas que como papás podemos hacer para que esta situación mejore”, asegura.
Menos improvisación, más horarios
Para la doctora Niklitschek, uno de los principales cambios en que deben incursionar las familias es restituir las cuatro comidas diarias –desayuno, almuerzo, once y cena –en horarios establecidos, que se cumplan día a día.
Esto no sólo asegura comer la cantidad de veces adecuada, sino además ayuda a incorporar todos los nutrientes necesarios: “Muchos niños comen dos veces al día” –explica la doctora –“En la mañana se toman una leche, almuerzan más o menos bien en el colegio y después toman once. ¿Dónde está la ensalada, dónde está la fruta, dónde le puedo dar legumbres si eliminamos la cena y no tomamos un buen desayuno?”.
De acuerdo al último estudio de Activa Research sobre los hábitos alimenticios de los chilenos, sólo el 27% cena a diario, por lo que aproximadamente 2 de cada 3 familias han eliminado esta comida de su dieta. Esta costumbre dificulta cumplir con las Guías Alimentarias para la Población Chilena, que tiene, entre sus indicaciones, el consumo de tres frutas y dos ensaladas al día.
Cocinar, ofrecer y acompañar: tres claves para comer mejor
La comida chatarra, las bebidas azucaradas y las golosinas se han vuelto costumbre en la alimentación de nuestros hijos, por lo que entusiasmarlos a comer frutas, verduras y legumbres no siempre es tarea sencilla.
La Dra. Niklitschek delinea tres pilares para lograr este cometido: retomar la cocina, ofrecer los alimentos y acompañar a los niños durante las comidas.
1) Cocinar
“La cantidad de casas en que ya no se cocina es impresionante” –apunta la doctora –“Durante la semana el niño almuerza en el colegio y después en la noche tomamos once, por lo tanto, no hay que cocinar. Sólo cocinamos el fin de semana, si no salimos a comer afuera”.
Retomar la costumbre de la cocina nos puede ayudar a reincorporar recetas tradicionales y muy saludables. El charquicán, la carbonada y los budines de verduras son algunos de los platos que resalta la especialista.
2) Ofrecer
El segundo pilar tiene que ver con que los padres asuman un rol activo en las opciones alimenticias de sus hijos: “Yo aún no conozco al niño que espontáneamente vaya a lavar una manzana, la troce y se la coma” –relata la nutrióloga –“Es distinto que yo le diga que saque una manzana a que se la ponga en tajadas en un plato o se la mezcle con trocitos de frutilla. Hay que ser más creativos”-
La doctora también explica que no hay que rendirse ante el primer no me gusta: “Para que yo le enseñe a un niño a comer algo, tengo que dárselo entre 10 a 15 veces, tengo que jugar con el alimento para que el niño aprenda a comerlo”, indica.
3) Acompañar
En tercer lugar, la nutrióloga resalta la importancia de asumir hábitos saludables conjuntos: “El que comamos todos juntos permite modelar a mi hijo, y enseñarle, desde cómo tomar un tenedor, hasta el hábito de comer ensaladas, pescados y legumbres”, asegura.
“La mayoría de los papás que tienen niños con sobrepeso no quieren cambiar los hábitos como familia, sino que quieren que sólo el niño los cambie. Esto es muy violento y el mensaje debiera ser el contrario, el que apunte a que todos comamos lo mismo y todos estemos mejor”, recomienda.