Claudio Aguilera: “Cualquiera puede enfermarse grave de COVID-19. Hay que cuidarse y hacer caso”

Después de 21 días conectado a ventilación mecánica, Claudio aún se recupera de las secuelas que le dejó este virus.

Es asistente social y ha trabajado por 31 años en la Municipalidad de Conchalí, donde se desempeña como funcionario del Departamento de Subsidios Habitacionales. Se considera una persona cuidadosa y muy apegada a las normas, por eso, desde que se inició la pandemia siempre respetó las medidas de autocuidado.

Aun así, en el mes de mayo, en plena primera ola, comenzó a tener síntomas asociados al COVID-19, los cuales fueron empeorando a medida que pasaban los, días por lo que fue hospitalizado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de Clínica Dávila, donde estuvo más de 20 días conectado a ventilación mecánica.

Al despertar, Claudio recuerda que casi inmediatamente empezó a experimentar varias complicaciones: una de ellas fue la pérdida de memoria. Se encontraba desorientado  y con poca claridad del tiempo transcurrido. “No recordaba ni el nombre de mi esposa, fue muy angustiante”, comenta. Por lo mismo, debió comenzar terapia neurológica, para recuperar sus capacidades cognitivas y motoras.

“El estar conectado largo tiempo a ventilación mecánica invasiva y el uso de fármacos sedantes entre otros factores, provoca una alteración de la conciencia que va acompañada de agitación psicomotora, confusión y con el tiempo, genera problemas de concentración y dificultad para realizar algunas funciones. Esto es muy frustrante para el paciente, por lo que es de suma importancia iniciar lo antes posible la rehabilitación neurológica y estimulación cognitiva”, afirma el Dr. Smiljan Astudillo, Jefe de la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación de Clínica Dávila. 

Después de casi dos meses hospitalizado, Claudio fue dado de alta, comenzando un largo camino de neurorehabilitación motora y cognitiva debido a las secuelas desarrolladas. Una de ellas fue el “Síndrome Post Paciente Crítico”, que genera alteración en el funcionamiento del sistema nervioso periférico, provocando dificultad  para moverse y pérdida de sensibilidad.

“Este síndrome va comprometiendo funciones cognitivas, anímicas, motoras, pulmonares, deglutorias y fuerza entre otras y conlleva al deterioro de la funcionalidad ”, agrega el Dr. Astudillo.

En diciembre de 2020, Claudio volvió a sus funciones habituales, sin interrumpir su tratamiento farmacológico y rehabilitación ambulatoria. “Mi especialista me recomendó subir y bajar escaleras para mejorar mi capacidad respiratoria, por lo que aprovecho cada oportunidad para hacerlo”, afirma.

Claudio no deja de reflexionar sobre lo importante de la prevención para disminuir la propagación de este virus. Comenta que nunca pensó que se iba a enfermar gravemente y las secuelas con las que quedaría. “Al subir escaleras me canso, me falta el aire y siento mucho ardor en los pies, es como si me quemaran. Aún no me acostumbro a ese dolor, nadie podría hacerlo, pero sé que pasará. Los fármacos me ayudan a controlarlo y el tratamiento con mi fisiatra ha sido clave en mi recuperación”, reconoce. 

El haber vivido esta experiencia le genera un sentido de responsabilidad por compartir y crear conciencia de la importancia de cuidarse y cuidar a los demás, especialmente con aquellos que aún no ven la gravedad de esta pandemia y la necesidad de continuar protegiéndose. “Al ver el esfuerzo que hace el equipo médico en la UCI, y cómo a las personas se les apaga la vida de un minuto a otro, es cuando realmente le tomas el peso a esta enfermedad. Cualquiera puede enfermarse grave de COVID-19. Hay que cuidarse y hacer caso”, finaliza.

Fecha de publicación: 11/05/2021

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