La cirugía renal percutánea es una intervención quirúrgica para el tratamiento de cálculos renales de gran tamaño. Es un procedimiento más invasivo que está justificado para lograr una mayor efectividad. Es decir, el paciente tendrá menor probabilidad de quedar con cálculos residuales.
En general se recomienda en pacientes con:
- Cálculos renales mayores a 2 centímetros.
- Cálculos coraliformes (forma de coral), que ocupan gran parte o toda la vía excretora del riñón.
- Cálculos ubicados en el cáliz inferior del riñón (área por donde pasa la orina) y que sean mayores de 15 milímetros.
- Cálculos que fracasaron con otras alternativas (como litotripsia extracorpórea o cirugía endoscópica).
Antes de ser sometido a esta intervención, el médico solicita al paciente:
- Estudio de imágenes.
- Exámenes habituales pre-operatorios.
Es importante descartar la presencia de infecciones urinarias en el período preoperatorio y, si estuviesen presentes, dar al paciente el tratamiento de antibiótico específico.
Procedimiento
La cirugía renal percutánea se realiza habitualmente con anestesia general. El médico procede a realizar una pequeña incisión en la zona lumbar con el objetivo de hacer un acceso directo al riñón. Una vez hecho el orificio, se inserta un tubo por donde se introducen diversos instrumentos quirúrgicos, que permiten: ubicar el cálculo, fragmentarlo y luego extraer los pedazos. Al término de la cirugía es frecuente dejar un drenaje directo al riñón por algunos días (nefrostomía).
Los principales riesgos son: sangrado intra o post operatorio, infecciones urinarias, lesión renal o de otros órganos, y la presencia de cálculos residuales.
“Como son cálculos de gran tamaño, la litotripsia extracorpórea o la cirugía endoscópica no son recomendables, ya que fragmentarían parcialmente el cálculo dejando muchas fracciones residuales que no se eliminarían. La cirugía renal percutánea tampoco puede garantizar que el paciente quede cien por ciento libre de cálculos, pero sí tenemos una mayor probabilidad de extraer un mayor volumen de ellos en un mismo procedimiento”, explica el
doctor Gonzalo Rubio, urólogo de Clínica Dávila.
Recuperación
Los resultados dependen principalmente de la anatomía renal y volumen del cálculo. La hospitalización, usualmente, es de tres a cuatro días, y requiere un periodo de convalecencia de tres a cuatro semanas de descanso. Se recomienda evitar hacer fuerza y mantener una buena hidratación durante el reposo.
Una vez realizada la cirugía, el paciente vuelve a control médico después de un periodo de diez a catorce días. Algunos pacientes pueden requerir cirugías complementarias, además de una evaluación multidisciplinaria para la prevención de nuevos episodios.
Puedes agendar tu hora médica para hacerte este procedimiento con los siguientes especialistas: Alejandro Miranda, Gonzalo Rubio y Henry Toloza.
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