El bullying, palabra inglesa que se traduce como “matonaje”, se puede manifestar en todas las etapas de la vida. En todo lugar siempre hay alguien que es agresivo u hostiga al resto de forma frecuente. Este fenómeno se manifiesta originalmente en los colegios, donde los escolares tienen menos filtros y son más espontáneos en sus conductas. Si a eso se agrega la utilización de las redes sociales, el fenómeno es una verdadera bomba que puede estallar con facilidad, por eso, también se hace relevante tener en cuenta cuáles son las primeras señales de alerta del acoso escolar.
La sicóloga infantojuvenil de Clínica Dávila, Ayleen Gemmel, trata a diario con niños víctimas de bullying o matonaje escolar. El proceso de agresión puede manifestarse en cualquier fase de la vida escolar y por cualquier razón. Una vez que está en curso, los afectados empiezan a manifestar ciertas conductas.
“Atentos a signos y señales de advertencia que estén presentando los niños en el último tiempo. Fíjense en los últimos seis meses, en las últimas dos semanas, en el último año. Cambios en la alimentación, cambios en el sueño, en las relaciones interpersonales. Desde ahí, todo lo que produzca ese tipo de conducta que podamos estar presenciando en nuestros niños es importante acudir a un psicólogo. Eso significa que algo está pasando al niño” dice la experta, recomendando a los padres estar atentos a las señales de alarma que podrían demostrar que un niño o niña está siendo víctima de bullying.
Cuidado con los líderes negativos
La sicóloga dice que detrás de una acción de matonaje hay un grupo generalmente con un líder negativo. “Siempre está el personaje que, por ciertas características de personalidad, porque le gusta mantener el control y la superioridad tiende a abusar más del resto. También se puede identificar el perfil de la víctima. Eso tiene ciertas características que tienen que ver con las víctimas que pueden ser más propensas al bullying. Hay veces en que el agredido es casi un imán para atraer a los agresivos”.
Víctimas activas y pasivas de bullying
Dentro del proceso hay dos tipos de víctimas: aquella que manifiesta inmediatamente el rigor del abuso y la otra que prefiere expresarse en silencio. La experta dice que “es distinto si tú me molestas constantemente porque tengo anteojos, porque soy distraída, o no me va bien en clases; que yo me quede callada y me ponga a llorar, o que salga corriendo”.
Primer síntoma: no quiero ir al colegio
Hay decenas de alertas para detectar el bullying escolar en las que los padres pueden fijarse. Quizá una de las más importantes es que los niños no quieren ir al colegio, incluso fingiendo enfermedades o malestares inexistente. Aunque puede tener variados orígenes, la falta de ganas, en la mayoría de los casos tiene que ver con matonaje. Dice Ayleen Gemmel “es lo que más nos llega a la consulta. También hay algo a los que los padres deben poner mucha atención: cuando pierden cosas reiteradamente pues el o los abusadores les esconden los artículos escolares”.
Hijos de inmigrantes también sufren bullying
La especialista señala que muchos de los casos que gatillan bullying tienen que ver con manifestaciones que están más allá de la norma. “Si tiene anteojos, si es gordo, si es moreno. O sea, todo lo que esté fuera del promedio. Con esos niños hay que tener mucho ojo.
Hay que poner atención a todos los hijos de inmigrantes hoy día, que es una cosa atroz como sufren. También todo lo que tenga que ver con grupos étnicos, religiosos, que tengan algún tema físico. A estos niños que, en general, de muy chiquititos no se defienden de nada, son niños tímidos, sumisos en general. Probablemente, como esa víctima es más pasiva no va a devolver el combo, por mucho que tú lo entrenes en la casa. O sea, lo que nosotros trabajamos con ellos son cosas tan básicas como “No llores” o “Llora después en tu casa, con mamá”, pero que no te vean.
Comentarios recientes