Se conoce como autismo clásico al trastorno más común dentro de las categorías de autismo y tiene características muy particulares en cuanto a su desarrollo, explica la psiquiatra de Clínica Dávila, Jessica Reyes.
Asimismo, aclara que las primeras veces que se habló de autismo fue con la esquizofrenia. Y es que el autismo era reconocido como un síntoma de esta otra patología, lo que implicaba aislarse ensimismado en su propio mundo.
Así, comenzó a estudiarse el autismo como un trastorno diferente con características propias. Sin embargo, aún la etiología del autismo no está clara. Se dice que son causas multifactoriales, entre las cuales involucran componentes genéticos, ambientales, e incluso hay teorías que relacionan una alteración que se produce entre madre e hijo, pero lo que sí está claro es que no existe una causa específica.
De acuerdo a la especialista, se trata de una condición que afecta más a niños que niñas y que los primeros síntomas comienzan a presentarse antes de los primeros tres años de edad.
Síntomas del autismo
La doctora Reyes asegura que, en general, las señales de alerta no son tan evidentes para quienes son padres por primera vez, no así, para quienes ya tienen más hijos.
Y es que, quienes ya han sido padres anteriormente, pueden notar que este nuevo hijo no tiene los mismos hitos del desarrollo que sus hijos anteriores.
“Cuando los niños recién nacidos van a su control sano, se ven los hitos del desarrollo, si caminan, si levantan la cabeza, si hay una sonrisa social. Entonces, todos los niños a los dos o tres meses van adquiriendo ciertas habilidades paulatinamente, pero un niño con autismo, por lo general, no las tiene. Tú ves que los niños recién nacidos al mes se ríen, reconocen el cariño y hacen sonrisas, eso no lo tienen los niños con autismo, entonces eso ya es un indicativo. Cuando la mamá ha tenido otros niños le llama la atención”, comenta.
Dentro de los criterios de diagnóstico, hay tres líneas generales que los especialistas suelen observar para identificar si el niño es autista o no: trastornos de la relación, trastornos de la comunicación y trastornos de conductas e intereses particulares.
Respecto a los trastornos de la relación, la experta explica que tienen que ver con el cómo el niño se relaciona. Entonces, aclara que, en un niño autista, no hay intención de relacionarse con el otro, sólo están ahí y no muestran interés.
“Los seres humanos no sólo nos relacionamos verbalmente, sino gestualmente, con el gesto, con los lenguajes, con las miradas. En cambio, ellos están ahí y les da lo mismo. Son como muy apáticos como que no se contactan”, agrega.
Por otro lado, en relación a los trastornos de la comunicación, la psiquiatra explica que, si bien, el lenguaje verbal puede estar retrasado, cuando es así no tienen otras formas de comunicarse, como lo haría un niño que no es autista.
“No dicen yo quiero esto, no señalizan o no hacen mímicas. Es como, por ejemplo, los sordos mudos, cuando quieren algo hacen señales, pero ellos no, quedan ahí, no tienen los patrones para comunicarse”, asevera.
Finalmente, el tercer pilar para identificar a un niño autista, se relaciona con conductas e intereses muy estereotipados y restringidos que no son propios de su edad de desarrollo, por lo que no encajan con facilidad con sus pares.
“Otra de las cosas que tienen estos niños son apegos anormales, por ejemplo, pueden ver una piedra y andan con una piedra o comienzan a oler las cosas”, enfatiza la doctora de Clínica Dávila.
Cabe destacar que, conforme a lo comentado por la especialista, las intervenciones precoces son fundamentales en estos niños, puesto que, mientras antes son intervenidos, mucho mejor es el pronóstico de inserción en la sociedad. “Si bien es cierto que están en su mundo, tú ves cómo se van insertando, cómo empiezan a tolerar otras cosas, duermen mejor, ya no se descontrolan, ahora van por otra parte”, concluye.
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