Se recomienda que el Papanicolau se realice por primera vez a los 25 años y se repita cada 3 años, según la Guía Chilena del Cáncer Cervicouterino.
Luego, a los 30 años se indica realizar el estudio de PCR para virus del papiloma humano (VPH) (genotipificación).
El Papanicolau o PAP consiste en remover algunas células del cuello del útero, las que son analizadas en el laboratorio para detectar el cáncer de cuello cervicouterino.
Mientras que, el estudio de genotipificación permite identificar si una mujer es portadora de algún tipo de VPH de Alto Riesgo. Este examen se toma de manera similar al PAP.
En cuanto al miedo que sienten las mujeres cuando se realizan el Papanicolau por primera vez, el doctor Roberto Altamirano, ginecólogo de Clínica Dávila, indica que es normal presentar ansiedad, pero que es un examen que no duele y sirve para prevenir una enfermedad mayor.
En cuanto al miedo que sienten las mujeres cuando se realizan el Papanicolau por primera vez, el ginecólogo indica que es normal presentar ansiedad, pero que es un examen que no duele y sirve para prevenir una enfermedad mayor.
El PAP se realiza en la consulta de un ginecólogo o matrona. Primero, la paciente se recuesta sobre una camilla, con soportes especiales para las piernas, lo que permite al especialista utilizar un espéculo en la vagina que facilita visualizar mejor el cuello del útero. Luego, con una torula (cotonito) se recolectan las células del cuello del útero, que posteriormente se envían al laboratorio para ser analizadas.
¿Cómo prepararse para el examen del PAP o estudio de PCR para VPH?
El ginecólogo de Clínica Dávila entrega algunos consejos para que se pueda realizar el examen de manera efectiva.
“Lo principal es estar tranquilas y seguras que el examen permite una detección precoz del cáncer cervicouterino”, indica.
Asimismo, el especialista agrega que las mujeres antes del examen NO pueden:
- Estar con el periodo menstrual o la regla.
- Haberse realizado un lavado vaginal.
- Haber tenido relaciones sexuales.
- Utilizar ningún tipo de dispositivo o medicina 48 horas antes del test.
¿Para qué sirve el PAP o el test de PCR para VPH?
El PAP o Papanicolau es un examen que se utiliza para detectar de manera precoz el cáncer de cuello uterino.
En Chile, según la Organización Mundial de la Salud, el 2018 se diagnosticaron 1.540 nuevos casos y 725 fallecieron por esta causa, 2 mujeres mueren al día por cáncer cervicouterino. Es el segundo cáncer más frecuente en las mujeres chilenas.
El cáncer del cuello del útero está asociado en casi un 100% a la presencia del Virus del Papiloma Humano de alto riesgo.
“Y es esta persistencia del VPH y presencia de lesiones pre cancerígenas son las que se pueden detectar a través del PAP o PCR para VPH”, explica el especialista.
Transmisión del VPH
El VPH se contagia a través del tacto en relaciones sexuales con o sin penetración. Es la infección de transmisión sexual más común en el país y en el mundo. Se puede presentar tanto en hombres como en mujeres. La mayoría de las veces no presenta síntomas y desaparece en el 90% de los casos.
Sin embargo, el ginecólogo de Clínica Dávila advierte que existen ocasiones en que este virus puede persistir y producir cáncer de cuello uterino y que “la mejor manera de detectarlo de forma precoz es a través del examen del Papanicolau. Por esta vía, podemos descubrir la enfermedad”
Y agrega que: “sin embargo, para tener un diagnóstico más certero, sobre los 30 años se recomienda un test que se denomina PCR, el cual permite identificar si una mujer es portadora de algún tipo de Virus del Papiloma Humano de alto riesgo”.
Es de suma importancia realizar el tamizaje contra el cáncer de cuello uterino, pues entre el 65% y 75% de las mujeres que presentaron cáncer de cuello uterino no se habían tomado el test nunca o en los últimos 5 años, asegura el especialista.
“Es muy relevante realizar el tamizaje a tiempo y no temer a tener esta infección. Esto, porque su diagnóstico precoz permite un tratamiento oportuno. La etapa precancerosa es la mejor oportunidad para pesquisar las lesiones o poder tratarlas sin afectar la calidad de vida de las pacientes”, señala el doctor Altamirano.