Los quistes hepáticos son lesiones del hígado que contienen líquido en su interior, y constituyen un espectro variado de condiciones, estando presente en aproximadamente el 5% de la población.
Según explica el doctor Ricardo Rossi, cirujano digestivo de Clínica Dávila, la mayor parte de los quistes son simples e inocuos, pero existen tumores quísticos del hígado que pueden malignizarse o ser malignos. Además, existen quistes del hígado que se originan de una infección parasitaria, como son los quistes hidatídicos.
Asimismo, el especialista indica que “los quistes simples se caracterizan por ser uniloculares, tener una pared delgada y un contenido líquido homogéneo y muy fluido. Estos quistes son benignos y de origen congénito. Frecuentemente son únicos, pero pueden ser múltiples, y es muy raro que afectan el funcionamiento del hígado”.
También especifica que “en la mayor parte de los pacientes, los quistes hepáticos simples son asintomáticos y el diagnóstico es un hallazgo en un estudio de imágenes del abdomen, sea una ecotomografía, tomografía axial computada (TAC) y/o resonancia magnética (RM) de abdomen. Cuando inusualmente producen síntomas (5% de los pacientes), estos son: sensación de distensión, malestar o dolor abdominal. Un evento muy poco frecuente es un sangramiento del quiste, que puede presentarse con un dolor abdominal superior agudo y severo asociado a dolor de hombro”.
Igualmente, señala que sólo pacientes con síntomas requieren de tratamiento, que consiste en la extracción quirúrgica de una porción importante de la pared del quiste. La extracción solamente del líquido del quiste es ineficaz porque el quiste se rellenará nuevamente con líquido dentro de días.
Esta cirugía se realiza en forma laparoscópica, a través de pequeñas incisiones, y es de rápida recuperación, y los pacientes están hospitalizados en general por pocos días.
Enfermedad Poliquística del Hígado
La enfermedad poliquística del hígado (EPH) es rara y afecta a 1 de cada 1.000 personas. Los quistes se presentan en racimos pequeños o grandes, o una mezcla de ambos. La EPH es una enfermedad congénita, que a menudo se desarrolla junto con la poliquistosis renal autosómica dominante.
El doctor Rossi explica que “esta enfermedad no evoluciona con falla del hígado y no requiere de cirugía en la mayor parte de los pacientes. Sin embargo, si el hígado se vuelve muy grande por la presencia de los quistes, de tal manera que comprime otros órganos adyacentes, se debe realizar una cirugía para vaciar o remover los quistes y, en casos extremos, en que la función del hígado es afectada es necesario un trasplante de hígado”, señala.
Neoplasias quísticas del hígado
Las neoplasias quísticas (NQ) son raras, constituyendo el 5% de las lesiones quísticas del hígado. Estas pueden ser benignas, pero tienen un potencial maligno, como son los cistadenomas, o son malignos, como son los cistadenocarcinomas.
Los síntomas de neoplasias quísticas incluyen sensación de distensión y dolor abdominal. La ecotomografía, TAC y/o resonancia magnética (RM) de abdomen, son utilizados para hacer el diagnóstico, y se observan en ellos componentes líquidos y sólidos. Las neoplasias quísticas requieren ser removidas quirúrgicamente.
Quiste hidatídico hepático
La hidatidosis o echinococcosis quística es una enfermedad parasitaria, que se puede manifestar en diversos órganos, pero compromete preferentemente el hígado. En Chile, su tasa es de aproximadamente 2 en 100.000 personas, llegando hasta más de 6 por 100.000 en el sur del país.
Según explica el doctor Rossi, “el parásito es adquirido por personas luego de ingerir huevos presentes en las heces de perros infectados. Estos perros previamente adquieren el parásito ingiriendo la carne de ovejas que contienen el parásito”.
Asimismo, agrega que “el parásito ingerido por el humano penetra en el intestino y entra a la circulación sanguínea, a través de la cual puede llegar a diferentes órganos para desarrollarse”.
Igualmente agrega que “una vez en el hígado, el parásito se desarrolla en la forma de un quiste. Los quistes hidatídicos hepáticos (QHH) crecen lentamente a través de los años, y cuando llegan a tamaños grandes y/u obstruyen los conductos biliares, las personas pueden desarrollar síntomas, como sensación de dolor o distensión abdominal e ictericia. Puede también existir fiebre si ocurre una complicación del quiste, como son las infecciones de lo quistes o de los conductos biliares, conocida como colangitis. Excepcionalmente se puede presentar con un cuadro muy grave conocido como shock anafiláctico, una reacción alérgica severa, que está relacionado con la rotura de un quiste”.
En estos casos el diagnóstico se realiza con ecotomografía, TAC y/o RM de abdomen y la sospecha diagnóstica por imágenes se debe complementar con un estudio de sangre, y el tratamiento de elección de estos quistes es la cirugía.
Finalmente, el doctor Rossi sugiere consultar a un cirujano hepático en el caso del diagnóstico de quistes del hígado para una mayor evaluación y mejor orientación en relación al tratamiento óptimo de su enfermedad.
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