Conceptos como apego seguro y parentalidad positiva se han transformado en los pilares actuales para promover el buen trato con los niños.

María Fernanda Flores, psicóloga infanto-juvenil de Clínica Dávila, explica que “la parentalidad positiva está relacionada con un estilo de crianza basada principalmente en el respeto a los tiempos y necesidades de los niños, y en la promoción de ciertas acciones destinadas a promover un desarrollo socioemocional y vínculos sanos, a través del afecto y límites claros. Sus principios  están basados en el buen trato, en el interés superior del niño y en la responsabilidad parental”.

En relación a los estilos parentales más comunes, la especialista indica que, de acuerdo a datos obtenidos a través de algunas investigaciones, se mencionan 4 estilos educativos paternos, relacionados con la capacidad de control, regulación y estabilidad, tanto conductual como emocional.

Los 4 estilos educativos paternos son:

– Democráticos: el padre o madre se caracterizan por ser muy cariñosos, mantienen con sus hijos altos niveles de comunicación; las normas y los límites son claros y suelen ser explicados y justificados ante sus hijos de forma razonable a las diferentes edades y necesidades. Controlan y restringen el comportamiento de sus hijos con normas y límites claros.

– Permisivos: los padres se caracterizan por una actitud de sobreprotección hacia los niños. A menudo recortan la libertad cuando el niño reclama independencia. Muestran mucho afecto y poca exigencia.

– Autoritarios: En este caso los padres determinan cómo se deben hacer las cosas, imponen normas y no aceptan cuestionamientos. Aplican castigos que a menudo son desproporcionados a la conducta del niño. Muestran bajo afecto y alta exigencia.

– Indiferentes: los padres mantienen bajos niveles de comunicación con sus hijos, no suelen poner límites y tienen poco control de su comportamiento. Además se caracterizan por una baja disponibilidad y exigencia.

Por último, la psicóloga entrega algunos consejos para promover  la seguridad en el vínculo con los hijos y, de esta misma forma, fomentar su bienestar. Algunos de ellos son:

–  La importancia del diálogo con los hijos.

– Una relación basada en el afecto, la cercanía, el respeto y la tolerancia.

– Entregar un apoyo y reconocimiento constante a los hijos.

– Tener límites claros, coherentes y consistentes, basados en una educación sin violencia.

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