Los cálculos renales, también conocidos como litiasis renal, son un cuadro relativamente frecuente que puede presentarse en un 10 a 15% de la población. Esta patología fue el tema abordado en una nueva versión de nuestros Dávila en Vivo, donde sostuvimos una conversación en directo a través de Facebook, para responder las principales consultas realizadas por nuestros pacientes. En esta oportunidad contamos con la participación del nefrólogo Sebastián Cabrera y el urólogo Alejandro Miranda, ambos especialistas de Clínica Dávila.

Según explicó el doctor Miranda, los cálculos renales son depósitos de sales que se ubican en las vías urinarias, normalmente dentro del riñón. El 80% de estos cálculos están compuestos de sales de calcio y cuando se mueven y desplazan pueden generar obstrucción y causar un cuadro muy doloroso llamado cólico renal. “Nadie se queda en su casa cuando tiene un cólico renal”, aclaró el doctor Miranda.

Síntomas de los cálculos renales

Si bien cuando los cálculos están dentro del riñón no suelen doler, es su desplazamiento a través de las vías urinarias y su intento de bajar a través del conducto lo que produce dolor intenso, que generalmente lleva a consultar a urgencia. “El significado de cólico es justamente un dolor que sube, se hace intenso y después disminuye, te deja descansar un momento y después vuelve a subir”, expresó.

Los cólicos renales suelen confundirse con los lumbagos y los dolores musculares. Pero si el dolor se produce al moverse, como al ponerse de pie, probablemente no sea un cálculo renal, sino más bien un problema de origen músculo esquelético.

En cambio, si el dolor es de reposo, que no cambia en relación a los movimientos o que incluso se alivia al caminar o trotar, es un parámetro que permite hacer cierta diferenciación, dijeron los especialistas. Además, el cólico renal se acompaña habitualmente de nauseas o de vómito y suele irradiarse hacia adelante, hacia la zona de los testículos en los hombres y a la zona de la vagina en las mujeres, y tiene algunas características particulares que se pueden diferenciar clínicamente en la consulta médica.

El examen que se utiliza para realizar un diagnóstico es el PieloTAC, que es un escáner sin contraste que no requiere de preparación, es muy rápido y tiene un rango de error menor al 1%.

Prevención y tratamiento de la litiasis renal

Por su parte, el doctor Cabrera explicó que es extremadamente frecuente que los cálculos regresen. “Después de un primer episodio, la mayoría vuelve a hacer cálculos y ya después de un segundo cálculo, la probabilidad aumenta muchísimo; hasta un 90% de la población puede volver a tener cálculos después de eso. Hay pacientes que pueden desarrollar 5 o 6 episodios de cálculos en un año”, puntualizó.

Asimismo, aclaró que prácticamente no existe un tratamiento definitivo para la litiasis renal. “Existe algún tipo de alteraciones a nivel del transporte de sales en el flujo urinario que hace que los pacientes tengan más propensión a hacer cálculos renales y las intervenciones que normalmente hacemos nosotros están diseñadas para disminuir el riesgo de que se vuelvan a producir esos cálculos. Las mejores intervenciones disminuyen un 50% las probabilidades de riesgo”, contó.

Existe evidencia concreta del impacto del consumo de agua en las litiasis renales y normalmente la indicación es consumir el agua suficiente para orinar dos litros y medio al día, lo que puede llegar a los tres litros y medio de consumo de agua repartido a lo largo del día, para que uno esté orinando constantemente.

Otro factor central en la producción de cálculos es el consumo de sal. “La disminución del consumo de sal también se ha demostrado que reduce la probabilidad de que uno vuelva a hacer otro cálculo renal. Y cuando hablamos de la disminución del consumo de sal hablamos de la eliminación completa”, indicaron los médicos.

La mayoría de la sal que normalmente consumimos viene de los alimentos preparados industrialmente. También se recomienda disminuir el consumo de proteínas animales y de oxalato, que está presente en las verduras verdes. Adicionalmente, está demostrado que el consumo de cítricos, que contienen citrato, es un protector natural de los cálculos en el riñón.

Y otro factor importante de riesgo es el peso. Los pacientes con sobrepeso y obesidad también tienen mayor riesgo de hacer litiasis renales y, por lo tanto, la baja de peso es un factor importante para prevenir que se vuelvan a producir cálculos renales.

“La cirugía no va a hacer que tú no vuelvas a tener cálculos renales, por eso, en paralelo, es tan importante la prevención”, aseguraron.

¿Cuándo operar la litiasis?

En relación a la cirugía, los especialistas explicaron que existen muchas cirugías diferentes y que generalmente se evalúa caso a caso. Sin embargo, hay ciertas condiciones que sí se operan por estándar, como los cálculos asociados a complicaciones como una infección, que deben drenarse, o los que generan obstrucción por largo tiempo, ya que pueden causar daño renal.

“Botar un cálculo depende mucho del tamaño. Los que se eliminan de forma espontánea son habitualmente menores de 5 mm. Y, afortunadamente, son los cálculos más frecuentes. Por lo tanto, en la mayoría de los cólicos renales el tratamiento que uno va a usar es el control médico, manejo del dolor y medicamentos que favorecen la expulsión de los cálculos. También se recomienda tomar mucho líquido y realizar actividad física, ojalá trotar o subir escaleras, moverse”, puntualizaron.

Básicamente, los principales tratamientos contra la litiasis son los siguientes:

  • Llitotripsia extracorpórea, procedimiento mínimamente invasivo que consiste en aplicar ondas de choque en una camilla especial. “Lo que hacemos es fragmentar las piedras. Por lo tanto, uno igual puede tener un cólico por efecto de la litotripsia, porque se botan pedacitos, puede haber dolor, pero facilita botarlos”, afirmaron.
  • Tratamientos endoscópicos, que consisten en introducir en forma retrógrada una cámara e instrumental por el mismo lugar donde se orina, para llegar a extraer la piedra, que se rompe con un láser, de ser necesario.
  • Cirugía percutánea, donde se accede por la espalda cuando son cálculos de mayor tamaño.

A estos se suman el tratamiento laparoscópico y la cirugía abierta, que se usa en muy pocos casos.

La orientación sobre cuál es el mejor tratamiento para cada caso, aseguraron, depende de cuántos cálculos existen, dónde están ubicados, qué tamaño tienen e incluso el grado de dureza que poseen, información que se obtiene gracias al PieloTAC.

“En general, la recuperación de las cirugías es bastante buena, son cirugías muy poco invasivas. Afortunadamente, la tecnología ha avanzado mucho y hoy en Chile disponemos de todas las técnicas que existen en el mundo, las hacemos con mucha frecuencia. Aquí en Clínica Dávila hacemos alrededor de 700 a 800 intervenciones de cálculos al año, por lo que nuestra experiencia en cirugía es muy alta”, señalaron.

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