Una de las principales causas de ceguera infantil en el mundo se refiere a las cataratas pediátricas, patología ocular que puede generarse de forma adquirida, secundaria a trastornos metabólicos, como diabetes, o por un trauma ocular que lesione el cristalino.

La doctora Galia Gutiérrez, oftalmóloga de Clínica Dávila, precisa que “las cataratas adquiridas o secundarias en edad pediátrica son principalmente traumáticas y son menos frecuentes las de etiología infecciosa o inflamatoria”.

Sobre las cataratas traumáticas, la especialista explica que “son producidas por un golpe contuso de mediana o alta intensidad directo al globo; o trauma abierto, con o sin cuerpo extraño intraocular, con daño directo al cristalino”.

En relación a las cataratas infecciosas o inflamatorias indica que “se deben a un compromiso inflamatorio del globo ocular (uveítis), debido a una infección que afecta directamente al ojo, como, por ejemplo, una toxocariasis ocular o infección sistémica que secundariamente inflame el globo ocular”.

También existen algunas enfermedades inflamatorias sistémicas de la edad pediátrica, como la artritis juvenil idiopática, y tratamientos crónicos con corticoides en enfermedades inflamatorias o autoinmunes de la infancia, que pueden favorecer la aparición de catarata.

En todos los casos antes señalados, el diagnóstico es clínico, por el compromiso del rojo pupilar, ya que la pupila puede verse blanca (leucocoria) y la visión estar disminuida, o en algunos casos por la observación de signos inflamatorios intraoculares.

¿Cuál es el tratamiento para ambos casos?

La doctora Gutiérrez explica que “el tratamiento siempre es quirúrgico, con la extracción de la catarata (facoéresis) y con implante de lente intraocular, en la mayoría de los casos. Asimismo, se debe tener en consideración el tratamiento de la enfermedad de base y el manejo de la inflamación perioperatoria”.

Una vez que se realiza la cirugía de catarata, es importante considerar las complicaciones secundarias en un ojo traumatizado, debido al daño de las estructuras intraoculares y a los efectos de su tratamiento médico, tales como  glaucoma, pérdida visual, dolor o inflamación crónica.

Sobre la recuperación agrega que “en los niños menores de 10 años no se ha completado el desarrollo visual, por lo que es primordial la rehabilitación visual después de la cirugía de catarata, iniciando con la mejor corrección óptica y uso de oclusión para estimular la visión remanente del ojo dañado”.

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