Los cálculos renales se forman en los riñones como depósitos de sales y minerales, y el riesgo de presentarlos durante la vida fluctúa entre un 1 y un 15%.

Según el doctor Gonzalo Rubio, urólogo de Clínica Dávila, a lo largo de la historia los cálculos renales se han presentado con más frecuencia en hombres, pero esto puede variar. “Los cálculos urinarios en mujeres son cada vez más frecuentes, históricamente la frecuencia de cálculos urinarios es dos a tres veces mayor en el hombre, pero estudios en países desarrollados han demostrado que la tendencia es a que sus frecuencias se tiendan a equiparar, probablemente asociado a factores nutricionales”, explica.

Por su parte, las mujeres embarazadas tienen menos probabilidades aún de desarrollar cálculos renales. A pesar de que sufren de cambios hormonales que favorecen la dilatación de las vías urinarias y el descenso de cálculos, según el urólogo de Clínica Dávila, se estima que una de cada 200 a una de cada 500 mujeres embarazadas sufrirán de cólicos o sus complicaciones durante el embarazo.

Diagnóstico y tratamiento de los cálculos renales durante el embarazo

Para hacer el diagnóstico de cálculos en la vía urinaria habitualmente en una mujer no embarazada el examen de elección es Pielotac, que consiste en un tomografía computada sin contraste que permite obtener imágenes sucesivas desde el riñón hasta la vejiga.

Es importante destacar que durante el embarazo se vuelve más complejo detectar un cólico renal, y es que se produce una serie de cambios en la anatomía y en la fisiología del cuerpo, además de las limitaciones de las imágenes durante el embarazo.

En el caso de mujeres embarazadas, ante la sospecha de un cólico renal, además de exámenes de laboratorio, el primer examen radiológico a efectuar es una ecotomografia, la que en el embarazo tiene limitaciones para confirmar la presencia de calculos. Según la evolución clínica, y la edad gestacional puede definirse realizar resonancia magnética o en casos precisos, después del primer trimestre del embarazo una Pielotac de baja dosis de radiación. La decisión de efectuar este examen durante el embarazo, debe ser discutida junto a un equipo multidisciplinario en el que participan: el obstetra, el urólogo y el equipo de radiología, y finalmente quien debe dar su consentimiento es la paciente.

Una vez que los cálculos han sido detectados, se debe definir el tipo de tratamiento a seguir, si este va a ser médico o quirúrgico.

La terapia médica consiste básicamente en hidratación y analgesia limitada, puesto que se deben evitar los antinflamatorios en la mayor parte del embarazo.

Mientras que, la terapia quirúrgica debe ser evaluada caso a caso por el urólogo tratante. Las pacientes pueden requerir realizar drenajes de la vía urinaria para desobstruir y permitir el paso de orina, o en algunos casos seleccionados, se pueden extraer los cálculos por vía endoscópica. La litotripsia extracorpórea está contraindicada.

¿Puedo tener complicaciones durante el embarazo producto de los cálculos renales?

El doctor Rubio comenta que “el riesgo de los cálculos es que ocasionen crisis de dolor por obstrucción de la vía urinaria. Si bien, en la mayoría de los casos los cálculos son expulsados de forma espontánea, pueden tener riesgos asociados como dolor de difícil manejo con necesidad de hospitalización, infecciones urinarias, riesgos de desencadenar trabajo de parto prematuro o ruptura prematura de membranas, en la mayoría de los casos sin afectar los resultados perinatales del recién nacido”.

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