Por años se pensó que no existía y que se trataba de síntomas que los pacientes “inventaban”. Recién en 1992, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció a la fibromialgia como una enfermedad.

La doctora Cherié Gutiérrez, especialista en medicina física y rehabilitación de Clínica Dávila, explica que se trata de una enfermedad que produce dolor generalizado donde la localización del dolor puede ir variando, puede ser difuso y modificarse en distintos momentos del día o la noche. Por sus características, la fibromialgia es difícil de diagnosticar y el tratamiento debe ser multimodal y multidisciplinario.

Según la especialista, el tratamiento actualmente es multimodal ya que “existe tratamiento no farmacológico como el ejercicio, la kinesioterapia y otras técnicas para el manejo del dolor como el mindfulness. A esto se suma el procedimiento farmacológico, que habitualmente es asociado, vale decir, se utiliza más de un fármaco”, señala la doctora Gutiérrez.

Además, se requiere el abordaje de varios especialistas. “La fibromialgia genera impacto en  distintas áreas del funcionamiento humano, no solo es el dolor, sino los trastornos del sueño y del ánimo, que está demostrado se logran manejar mejor cuando actúa un equipo con diversos profesionales que aportan con su expertise. En estos casos es necesario que intervengan especialistas del área de la reumatología, fisiatría, psiquiatría y anestesista especialista en dolor, además de otros profesionales de la salud como kinesiólogos y psicólogos”, señala.

En la fibromialgia, existe un contexto genético por lo que, si en la familia alguna persona tiene la enfermedad, sus familiares directos adquieren más riesgo de desarrollarla a lo largo de la vida. “Hay un componente hereditario, pero en general, la enfermedad se desarrolla por factores externos y las características personales de la persona como la autoexigencia”, aclara.

El diagnóstico de la fibromialgia es clínico, ya que no existe un examen marcador que la confirme. “Es un diagnóstico de descarte. Uno debe pensar en otras patologías que tienen sintomatología similar y que sí cuentan con exámenes confirmatorios. Se busca descartar estas enfermedades, antes de poder confirmar una fibromialgia, por lo que la historia clínica del paciente es clave”, concluye la profesional.

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