Internet es una enorme plataforma de información disponible para todos, en todo momento. Los datos están disponibles para cualquiera que los busque. Sin embargo, la información sobre determinadas áreas no siempre es fiable. Existen sitios web que diagnostican una enfermedad a partir de ciertos síntomas, o que establecen qué medicamentos debe tomar una persona y en qué dosis. La proliferación de información sobre enfermedades, tratamientos, síntomas y diagnósticos casi nunca va alineada con su fiabilidad.
Aunque es normal que una persona busque información en internet para entender mejor su enfermedad o tratamiento, esta búsqueda puede conducir a errores graves por parte de los propios pacientes, que toman decisiones con información incompleta o inexacta. En ciertos casos, además, se hace una idea equivocada sobre el especialista que lo debe tratar, o se hace expectativas irreales (positivas o negativas) sobre la evolución de su enfermedad.
“Nuestro usuario externo, la persona que nos consulta es distinta a la persona que consultaba hace 20 años. Tiene expectativas distintas, tiene una expectativa económica, de calidad, de satisfacción muy diferente a la que había hace años”, dice el doctor de Clínica Dávila Juan Pablo Fuenzalida, cirujano vascular y jefe del Departamento de Cirugía. La enorme cantidad de sitios web con información de salud tiene grandes ventajas, pero también inconvenientes: “Dentro de ese contexto y dentro de esas expectativas nuestros pacientes también son personas más informadas. Ellos, junto al “Doctor Google”, llegan a la consulta diciéndote “Mire doctor yo tengo tal cosa, yo ya lo revisé en internet” y traen un paper que ponen arriba del escritorio”.
Afirma que, desde ese punto de vista, llegan con expectativas que son también difíciles a veces de satisfacer. “Creo que el Doctor Google es muy bueno, pero esa navegación a la deriva en la web es terriblemente peligrosa, porque el paciente viene pidiendo a veces cosas que no se aplican”. Esto, por ejemplo, en relación con nuevos tratamientos, que muchas veces son publicados desde la fase de estudio. “Buscan la última tecnología que apareció en un trabajo publicado recién la semana pasada, en un paper americano o de un hospital de Alemania. Me gusta que haya información pero hay que aclarar que a veces se está lejos de esa realidad”, agrega Fuenzalida.
“Ese paciente informado ya no va a aceptar de inmediato la opinión del doctor. Por ejemplo, si yo le digo que tengo que operarlo de tal manera me va a decir que ahora hay otras técnicas que son menos invasivas. El paciente tiene derecho a saber y a decidir. Por eso, este acceso a la información por un lado es muy bueno, pero por otro lado también es un poquito peligroso, porque la mala información puede distorsionar un poco la relación médico-paciente y costaría más convencer al paciente de qué es lo mejor para él”.
La importancia de un diagnóstico tradicional
Para el médico de Clínica Dávila, Juan Pablo Fuenzalida, el paciente va a buscar, va a decir que tiene tal enfermedad, las alternativas terapéuticas son tales o cuales, “pero eso no necesariamente va a significar algo aplicable para él y va a generar expectativas que probablemente no van a poder ser satisfechas y el paciente va a seguir buscando hasta que consiga reafirmar el diagnóstico que tiene en mente”. Añade Fuenzalida que “va a seguir buscando, va a encontrar tres o cuatro doctores que le van a decir usted no tiene indicación de operarse, pero finalmente encontrará uno que se decida a operarlo, aunque no sea la mejor indicación”.
En la web hay cientos de miles de sitios web, aplicaciones o programas que generan modelos predictivos de diagnósticos basados en síntomas. “Todos estos programas pueden ser útiles en algunas cosas, pero estamos hablando de hipótesis diagnóstica, el diagnóstico preciso muchas veces no se sabe solamente con los síntomas, necesita exámenes complementarios, necesita una evaluación, conocer la evolución de la enfermedad y los datos precisos del paciente”.
El doctor Fuenzalida destaca la importancia de un buen diagnóstico tradicional, vía consulta y exámenes. “Ese contacto clínico médico-paciente, más el apoyo de toda la tecnología nos ayuda a llegar a un diagnóstico más depurado”.
Por eso los especialistas llaman a no confiar en exceso en la información disponible en Internet, sobre todo cuando se trata de casos específicos (experiencias de pacientes con síntomas similares), que consideran tecnología no disponible en Chile, o donde el diagnóstico requiere de exámenes y una evaluación precisa. Pero siempre es positivo que las personas hagan una revisión de sus síntomas, estén informados y alertas a las señales que da su cuerpo.
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